Tasbih

Tasbih, lo que no sabías sobre el rosario islámico

El Tasbih, también conocido con el nombre de Masbaha, es un objeto muy parecido a un rosario, por lo que se le llama el rosario musulmán. Es utilizado para rezar el dikr o solo para la súplica repetida en el nombre del dios Alá o Allah.

¿Qué es?

Un Tasbih es una especie de rosario religioso utilizado por el pueblo de Islam, es decir por los musulmanes. Es conocido con otros nombres como Masbaha o Misbaha, taṣbīḥ e incluso con los nombres de tespih o tesbih en turco. Este Tasbih es un tipo de camándula, compuesto por una serie de cuentas o bolitas, las cuales se mantienen unidas por un hilo. Este elemento es muy similar al rosario tradicional religioso y uso forma parte de la cultura tradicional entre los fieles devotos de la religión islámica.

Se dice que el origen de este Tasbih es de la India y está inspirado en el rosario que utilizan en ese país los seguidores de la corriente hindú y budistas. Existen escritos que ubican su procedencia en un inicio dentro de Irán, desde donde se cree se extendió por el mundo islámico medieval. La palabra Tasbih, es el concepto que se le da a la acción de decir “subhânallâh”. También es el nombre con que se conoce al instrumento de enumeraciones con el que se computa el dikr dentro de las creencias tradicionales. (Ver articulo: Símbolo Islam)

Etimológicamente su significado viene de la raíz SBH, desde donde se derivan los términos “tasbih” y “subhâna”, que significan “nadar”. Al emplear la palabra se deduce cuando se hace tasbih se “nada” en el océano de la unidad de Allah o Tawhîd, que es como decir también en Allah sólo es posible dejarse llevar, pues Él está fuera de las capacidades de nuestras percepciones usuales y fuera de nuestros posibles juicios humanos.

En la expresión “subhânallâh”, se traduce el impacto de una eficaz impresión que se desprende de nuestras habilidades, otorgando con ello una actitud pasiva y contemplativa. Es una sensación como la de acercarse a algo que es infinito, explorar la grandeza de la existencia total, como si el destello de su inmensidad te toma por sorpresa, en un lapso donde se pierde hasta la noción del tiempo y hasta de ti mismo.

Se dice que lo grandioso de dicha experiencia es que se goza en esos momentos de la presencia del dios Allah luego de su evocación, manifiesto que hace bajo un aspecto absoluto, indescifrable, impreciso, impensable, todo celestial y divino, donde el espacio se reduce todo a sí mismo, donde sólo Él está, como un lugar sin orillas, un mar eterno, un desierto solitario. Con la pronunciación de la palabra Subhânallâh se deja visto la imposibilidad que tiene la raza  humana para comprender al dios Allah, o también se puede que decir que con ello se afirma lo complejo que esto resulta.

Características

Dentro de sus características se tiene que el  Tasbih es una especie de cadena circular contentiva de 33 ó 99 cuentas, las cuales se rematan al final con un colgante. Las cuentas pueden ser de diferentes materiales como madera, marfil, perlas, huesos de frutos o simplemente plástico. También pueden ser de variados colores, predominando el blanco, negro y beige o marfil. (Ver articulo: Yamur)

Su uso se emplea en la práctica del dikr o también para invocar al dios Alá de manera repetitiva. El número de las cuentas que contiene el tasbih están asociadas a los nombres de los dioses que se mencionan mediante su recitación, 99 nombres de dioses. También se usa para la invocación repetida de uno solo, como por ejemplo subḥān Allāh que significa Dios es sublime, o invocación para al-ḥamdu li-llāh que significa alabado sea Dios, y también la palabra Allāhu akbar que se usa para decir Dios es más grande. Cada una de ellas se pronuncia 33 veces.

De igual forma, el Tasbih es utilizado para cumplir con la función de mantener las manos ocupadas por lo que es usual observar a muchos musulmanes que lo porten constantemente en la mano o alrededor de la muñeca como tipo pulsera, lo que representa un símbolo externo que distingue el carácter  islámico de la persona que lo lleva. También se usa como adorno colgado en el espejo de los carros o en las paredes de hogares y comercios musulmanes como un amuleto protector.

A pesar de tener raíces musulmanas, también es usado por muchos cristianos que viven en el medio oriente. El Tasbih es llamado en árabe Misbaḥah. Este objeto se parece a un simple collar pequeño que consta de treinta y tres granos unidos entre sí. Dichos granos son grandes y con forma redonda u ovalada. Tienen un hueco grande, lo suficiente para dejar que las cuentas corran con facilidad a través del hilo. El modelo de este collar varía en el final del mismo pues puede tener un adorno o también tres o cuatro cuentas alargadas.

En la teoría, el Misbaḥah o Masbaha árabe debería contener noventa y nueve granos, pero para hacerlo más liviano y llevadero se redujo ese número a un tercio, conformado entonces por 33 granos, lo que obliga a repetirlo tres veces para completar el número exacto de noventa y nueve cuando se hace uso de él. Este número simbólico, representa a los noventa y nueve nombres o atributos divinos del islam, además del mismo nombre de Dios.

En la práctica, el fiel musulmán al desgranar tres veces su rosario, está invocando con ello, oral o mentalmente, al dios Allah. Este ejercicio religioso no es obligatorio pero sí recomendable por el mismo Muhammad, quien dentro de su aleya dice: “A Dios pertenecen los nombres más bellos. Invocadlo con ellos; y alejaos de quienes los aplican erróneamente. Serán recompensados de acuerdo a sus méritos” (cita de Sura 7:180)

El número noventa y nueve está registrado dentro de un Hadît, el cual fue tomado de Abû Huraira con estas palabras: “A Dios pertenecen noventa y nueve nombres, que son el resultado de cien menos uno, porque Él es el Incomparable es Único. Ama el ser mencionado bajo esos nombres uno por uno. El sabe que estos noventa y nueve nombres, entran en el paraíso”. Al recitarlos, puede que muchos conozcan estos 99 atributos de memoria. (Ver articulo: Honos)

En la práctica, son sustituidos por treinta y tres veces, uno de aquellos atributos, o bien en el empleo de otros procedimientos religiosos que son breves pero significativos, como por ejemplo el Allâhu Akbar que significa Dios es grande, al-jamdu li-l-Lâh que es Dios sea alabado; Allâh ‘azîm que denota Dios es magnífico y Al Latîf  el Amable, entre otros.

Es muy importante que al momento de repetir los nombres, el recitador se concentre en el atributo del nombre, al momento que también debe de entrar en un trance profundo. Para el ejercicio de esta práctica religiosa no es importante el lugar donde se desarrollen las repeticiones, aunque se tiene que tomar en cuenta que el ambiente debe ser relajado.

Si las cuentas se pasan en un sentido hacia dentro, significa que el atributo, la virtud o la bendición que se está pidiendo es para uno mismo, pero si se hace con dirección hacia fuera, significa que la petición se hace en nombre de alguien más. Generalmente el rosario del Masbaha finaliza cuando se recita en la centésima cuenta la proclamación de fe lâ ilâha illâ-l-Lâh, que significa “no hay otro dios más que el único Dios”.

Masbaha, el rosario musulmán

La utilización del Masbaha, que es el otro nombre con que se llama al Tasbih, se hace muy común verla dentro de los países musulmanes, en especial en los países árabes, donde los hombres lo llevan en sus manos o también en las muñecas. Existen diferentes tipos de dikr, al igual que repetición de uno solo de los nombres de Dios, pero evocado treinta y tres veces.

Esta forma de rezar le sirve en especial a aquellos musulmanes que no son muy religiosos ni aplicados y que no se saben todos los nombres con los que se le denomina al Dios dentro del rosario de memoria. Además de un uso formal religioso, el Masbaha también puede contener funciones asociadas a la vida mundana o laica, ya que muchos musulmanes lo utilizan para tener las manos ocupadas jugando con él o simplemente para combatir el estrés.

A pesar de que su uso se ha vuelto más habitual por parte de cualquier persona, eso no ha significado que haya perdido su sentido religioso, detalle reconocido en todo el mundo. Su uso se ha convertido también en la distinción de la identidad musulmán, ya que al observar a un grupo de hombres usando esta sencilla prenda en las manos o muñecas, transmiten una imagen a la que se sitúa rápidamente en un ambiente musulmán.

La explicación de su uso se hace a razón de que el viajero común que desconoce esa cultura, no se extrañe de ver a alguna persona que porte este rosario, jugando con él o haciendo de este otro uso y se vaya a malinterpretar como una falta de respeto. (Ver articulo: Sancus)

De igual forma, el viajero común o visitante a estos países islámicos, podrá observar gran variedad de estos collares, tamaños, colores y de diversos materiales, en tiendas o puestos donde podrán comprarlos y hasta llevarlos como un recuerdo de ese viaje y como parte de esa cultura y tradición. Un dato curioso es que el Masbaha tiene sus orígenes en el instrumento conocido como mala budista, el cual se compone de 108 granos.

Diferencias con el Hamd

El Hamd, es un tipo de alabanza, la cual se hace como una especie de reconocimiento a las acciones del dios Allah y su relación con la existencia de cosas concretas, ocurridas en los acontecimientos cotidianos. Y es que la creencia religiosa señala que el dios Allah no muestra al hombre sólo como el Uno Reductor, sino también como el dios misericordioso, un dios favorecedor, un dios generoso, creador de la vida. (Ver articulo: Manaf)

La alabanza se hace al dios Allah, el detectable, el Inmediato, el Evidente, quién intercederá en cuanto se presente un panorama de desgracia, una tempestad imponente bajo el mar, que hacen exclamar al musulmán “subhânallâh”, implorando por la caída de una lluvia fecunda, el amanecer de la vida, una noticia agradable que se recibe solo al pronunciar las palabras “al-hámdu lillâh”.

El uso del Tasbih hace que el Hamd no sea algo de carácter netamente idolátrico. El Hamd hace que el Tasbih no disuelva su polo de abstracción de forma inoperante y ciega ante la vida. En síntesis, ambos extremos, el Yam y Allah representa el total de todo, por ello, Allahu Akbar Allah, es el más grande que cualquier disquisición.

Normas del uso del Tasbih o Másbaha

Muchos religiosos y cultos indican que se puede usar el Tasbih o Másbaha para recitar las oraciones, evocando el nombre de dios contándolas con los dedos. Por otro lado, existen otros creyentes que señalan que dicha innovación es censurable. Dentro de la cultura islámica, se puede presumir que al colocarse este tipo de rosarios en los hombros o llevarlos de un lado a otro en sus manos, se ha convertido por ello en un símbolo de religiosidad y concertación de la oración.

Existen escritos religiosos y auténticos donde se señala que ni el Profeta, ni sus compañeros, utilizaron rosario o algún otro símbolo, más si indican que ellos solían recitar las oraciones contentivas dentro del Tasbih, haciendo el conteo con los dedos, tal como se argumenta dentro del escrito que narra “Cuenten con sus dedos, porque ellos serán interrogados, y Dios los hará hablar”.

Algunos creyentes contaban sus recitaciones con fragmentos o semillas de dátiles. Por otro lado, hay quienes indican que recitar oraciones contando con el Másbaha o Tasbih no es del todo aconsejable, mientras que existen otros que sí lo permiten, pero lo cierto es que nadie aclara si contar las recitaciones con el Másbaha es mejor que contarlas con los dedos.

Más adelante se continúa fundamentando la teoría de que el Másbaha puede ser objeto de una actitud figurante por parte de los musulmanes, asumiendo que es un elemento que ni siquiera está prescripto en el Islam, ni prescripto en ningún otro lado. El mensajero de dios enseñó a los fieles que el contar las oraciones con los dedos es mejor, indicando textualmente que “cuenten con las yemas de los dedos, porque Dios las hará hablar”.

Para él, la acción de rezar con el Tasbih o Másbaha no es Haram ni tampoco una innovación, alegando que es mejor no hacerlo, porque quien lo hace abandona algo mejor. El uso del Másbaha es considerado como una contaminación de las intenciones del musulmán con una actitud de mostrarse ante los demás. Normalmente se pueden observar a muchos musulmanes llevando sus rosarios de Tasbih con muchas cuentas, como una manera de proyectarse como grandes rezadores de oraciones.

Quienes usan el Tasbih para rezar se les ve como un poco ausentes y descontrolados, con la mirada vaga y hasta perdida, lo que es un indicador de que no están realmente concentrados. En cambio, de una manera ordenada es rezar con los dedos y especialmente utilizando para ello la mano derecha antes que la izquierda, ya que así lo hacía el Profeta. También se puede hacer la cuenta de sus recitaciones con las dos manos.

Del mismo modo existe evidencia que soporta el hecho de que los reportes antes escritos no tienen validez alguna según varios puntos de vista entre los cuales están, que el Tasbih o Másbaha es una innovación que no fue conocida en los tiempos del Profeta. Este importante objeto religioso se inventó mucho tiempo después de su existencia. En una de las historias que se cuentan se ubica a Ibn Mas’ud, quien pasó cerca de una musulmana la cual estaba usando un Másbaha con el que estaba recitando y contando, y él luego él llegó y se lo rompió, arrojándolo luego lejos del lugar.

Después de ese episodio, pasó cerca de un musulmán que estaba rezando con guijarros, se lo pateó diciéndole “¿Crees acaso que eres mejor que los compañeros del Profeta, o estás siguiendo una innovación injustificada? Continuó – ¿Piensas acaso que tienes más conocimiento que los compañeros de Muhámmad?”.

Este hecho además va en contra de la guía que dejo establecida el Profeta. Por su parte, Abd Allah ibn Amr le dijo, “Vi al Mensajero del dios Allah contando sus recitaciones con la mano derecha”. Le dijo también, que “Si el Másbaha o Tasbih tiene alguna desventaja, esta sería que ocupo el lugar de la tradición de contar con los dedos, aun cuando es preferido por todos realizar los cómputos con los dedos elemento que de igual forma lo consideraban como malo.

Del mismo modo expreso su desconcierto al ver a pocos musulmanes contando sus recitaciones para rendir culto y venerar al dios con sus dedos, tal como les enseñó el Profeta.  Más aún, quedo con sorpresa al notar que algunos musulmanes han inventado diversas formas sofisticadas de seguir promoviendo sus innovaciones e inventos, como es el caso de los seguidores de algunas corrientes religiosas que van llevando sus Másbahas alrededor de sus cuellos como una especie de prenda decorativa, o simplemente un collar.

 

Se les puede ver también a algunos contando con las cuentas del rosario, mientras están hablando o escuchando al otro mediante una conversación, usándolo de entretenimiento comparando esta acción al hecho de montar en bicicleta por una calle repleta de personas, llevando consigo el Másbaha en las manos. Con su uso, le hacen está creer a los demás de que ellos tienen siempre presente el recuerdo de dios y que no lo pierden ni por un instante.

La realidad es que en muchos casos, esta innovación es la causal para producir el descuido de lo que es obligatorio. Se ha visto frecuentemente que hoy en día al saludar a un musulmán o algún islámico, con la palabra de salam, estos contestan sólo con un gesto y no pronunciando las palabras correspondientes con dicho saludo. Como consecuencia, los malos resultados de estas innovaciones son cuantificadas como innumerables, y nadie puede expresarlo mejor que el poeta que citó la frase “Toda bondad radica en seguir a aquellos que vinieron antes”, y Allah sabe más.

Nombres y atributos divinos descritos en el Tasbih

Como bien es sabido, la composición del Tasbih es de 33 círculos que, repetidos tres veces, hacen 99 nombres, los cuales corresponden a la forma de llamar así al dios el pueblo musulmán. Es así, como a continuación describimos cada una de estas evocaciones:

El primero le corresponde a Allâh, que es Dios; el 2 llamado ar-Rajmân designado como el Benefactor o también el Misericordioso. El 3 es ar-Rajîm llamado el Compasivo; el 4 es al-Malik que es el Rey; el 5 es al-Quddûs denominado como el Santo. El 6 es as-Salâm quien tiene el atributo de la Paz; el 7 es al-Mu’min,  el Creyente; el  8 es la divinidad de al-Muhaimin llamado el Vigilante; el 9 le corresponde a al-‘Azîz, el Poderoso y también el Precioso.

En el puesto número 10 está al-Yabbâr que es conocido como el Fortísimo; el 11 es al-Mutakabbir quien es el Soberbio pero también el Supremo. El 12 es al-Khâliq, el creador; el número 13 es al-Bâri’quien es el hacedor de todas las cosas; el 14 es al-Musawwir, el organizador y formador; el 15 es al-Ghaffâr conocido como el Indulgente, el que perdona por excelencia.

Con el número 16 se ubica a al-Qahhâr, el dominador e irresistible; en el puesto 17 está al-Wahhâb, el donador perenne y generoso; en el puesto 18 está al- Razzâq que es el dispensador de los bienes materiales y espirituales. Con el número 19 se ubica a al-Fattâj, el victorioso, juez y revelador. En el puesto 20 está al-‘Alim que es el conocedor de todo lo que es cognoscible; mientras que en el 21 está al-Qâbid, que es aquel que tiene en su puño todas las cosas. El 22 es al-Bâsit conocido como el dilatador de la vida y de los corazones de sus siervos.

El número 23 le pertenece a al-Khâfid, llamado así a aquel que abaja y humilla; con el 24 está ar-Rafî‘, que es aquel que eleva la dignidad, el elevado, el excelso y Sublime. Se dice que dentro del listado de al-Gazâli aparece como ar-Râfi‘. Con el número 25 se encuentra al-Mu‘izz: llamado así a aquel que da honor y fuerza; el 26 le pertenece a al-Mudhill quien es aquel que rebaja y envilece. En el número 27 se consigue a as-Samî‘ que es el escuchador.

Sigue el listado con el 28 llamado al-Basîr que es el vidente; el 29 es al-Jakam, el que juzga y también es el Árbitro; el 30 es al-‘Adl conocido como el Justo, aquel representa la justicia suprema. El 31 es al-Latîf es conocido con los atributos del benevolente, el gracioso, el sutil; en el número 32 está al-Khabîr que es el sagaz y también el Bien informado, aquel que conoce los secretos más íntimos de las criaturas.

En el puesto 33 esta al-Jalîm que es el manso y lento para imponer castigos; el 34 es al-‘Azîm conocido como el Inaccesible, el grandioso y magnífico; en el 35 está al-Ghafûr quien es muy Indulgente, aquel que perdona mucho; en el 36 está ash-Shakûr, el reconocedor, siempre agradecido. En el 37 está al-‘Aliyy quien es el alto, el Excelso; con el 38 se ubica a al-Kabîr quienes el grande, el alto e inaccesible. Con el 39 se tiene el nombre de al-Jafîz que es el guardián, el vigilante, el custodio

En el número 40 esta al-Muqît quien es el alimentador; en el 41 está al-Jasîb, el calculador, el ser ante el cual hay que rendir cuenta. Con el 42 está al-Yalîl, el majestuoso, el que se hace merecedor de veneración; en el 43 está al-Karîm que es el generoso; en el puesto 44 se encuentra a ar-Raqîb, el guardián celoso, aquel que observa y ejerce control sobre a todos y todo.

El lugar del 45 es para al-Muyîb, aquel que le son entregadas las plegarias y las escucha; el 46 es al-Wâsi‘ que es denominado el inmenso, aquel que logra abrazar todas las cosas; el número 47 es al-Jakîm, el sabio y muy prudente. En cuanto al número 48 es el lugar de al-Wadûd, llamado el amabilísimo; 49 es al-Mayîd, el dios glorioso; el 50 es al-Bâ‘ith, el resucitador y revivificador, es decir, aquel que hace revivir durante la conmemoración de la resurrección.

El 51 es ash-Shahîd, conocido como el testigo; el 52 es al-Jaqq que es el dios real, la verdad suprema; el 53 es al-Wakîl llamado así al gerente, el confidente. El número 54 es al-Qawiyy, el fuerte; el 55 lo ocupa al-Matîn que es el indestructible; el 56 es al-Waliyy, es el amigo, protector y ayudante. El puesto 57 lo ocupa al-Jamid que es el digno de alabanza; el 58 es al-Mujsî, denominado así a aquel que conoce todas las cosas enumerándolas una a una y quien  tiene el poder sobre las mismas.

 En lugar 59 esta al-Mubdi’, que es el dios innovador; en el 60 está al-Mu‘îd, conocido como aquel que hace retornar a la existencia las criaturas que han sido devastadas. El 61 le pertenece a al-Mujiî quien es aquel que hace vivir; el número 62 es para al-Mumît, designado para aquel que hace morir. Con respecto al 63, le toca a al-Jayy, llamado el viviente. El 64 es el turno de al-Qai-iûm, el subsistente; el 65 es al-Wâyid, el opulento, perfecto, llamado así a aquel que no le falta nada.

El puesto 66 es para al-Mâyid, el noble, el alto, al que le pertenece la soberanía y todo el poder. 67 es para al-Ajad, designado como el Uno; el 68 es as-Samad, el impenetrable e Inmutable, el eterno. El caso del 69 es al Qâdir, llamado el potente; el número 70 es para al-Muqtadir conocido como el omnipotente; el 71 es al-Muqaddim, es aquel que acerca a quien quiere mientra que el 72 es al-Mu’akhkhir, es aquel que aleja a quien quiere.

En el caso del 73 al-Awwal, es el Primero y el 74 al-Akhîr es el Último. El 75 es az-Zâhir, conocido como el manifiesto; el número 76 es para al-Bâtin, el escondido e Íntimo. El 77 es llamado al-Wâlî el Reinante; el 78 es al-Muta‘âlî, el altísimo, quien fue exaltado en el triunfo, el trascendente. En el puesto 79 se tiene a al-Barr, el benéfico, aquel que trabaja la piedad en los corazones y siendo la fuente de donde emanan los beneficios.

El 80 es at-Tawwâb, llamado así a aquel que se arrepiente, que puede volver sobre sus juicios; el 81 es al-Muntaqim, aquel que se venga; el 82 es al-‘Afû, la personificación del perdón, aquel que perdona. El 83 es ar-Ra’ûf, llamado asi al compasivo; el 84 es Mâlik al-mulk, denominado como el Rey del reino del mundo y de todas las criaturas. El 85 es Dhû al-Yalâl wa-l-ikrâm, aquel que contiene la majestad y la generosidad.

El número 86 es al-Muqsit, el equitativo, el justo del día del Juicio final; el 87 es al-Yâmi‘  conocido como el dios reunificador; el puesto 88 lo ocupa al-Ghaniyy que es el rico, el independiente de todos y de todo. Con el 89 se ubica a al-Mughnî que es aquel que enriquece las criaturas y las embellece revistiéndolas de toda clase de perfecciones. Con el 90 está al-Mâni‘ llamado así a el defensor tutelar.

El número 91 es para ad-Dârr, aquel capaz de herir; el 92 es an-Nâfi‘, denominado como aquel que puede ser útil; en el puesto 93 esta an-Nûr que es la luz; el 94 es para al-Hâdî que es el guía del camino recto. El 95 es al-Badî‘,  creador e Inventor; el 96 es al-Bâqî que es aquel que permanece, el eterno que dura sin fin. El 97 es al-Wârith, el heredero, a quien se le devuelve todo lo que las criaturas poseen. El 98 es ar-Rashîd, llamado el conductor, aquel ser divino que dirige al bien, que anda por el camino del bien y por último el 99 que es as-Sabûr, el pacientísimo.

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Actualizado el 30 agosto, 2018