Abita está considerado un Orisha menor, representa la existencia de la maldad y de un poder muy negativo dentro de la mitología yoruba. Utiliza la venganza para salvar de la maldad, es uno de los pocos santos negativos de la religión yoruba, muchos lo utilizan como arma vengativa y para hacer daño.
Origen.
Se puede escuchar en un pataki como fueron los comienzos de Abita, se dice que Shangó tenía un hijo en esta tierra, el cual era un individuo que sufría muchas maldades por parte de las personas en el entorno donde habitaba, por eso lloraba siempre y no tenía paz. Un día cuando estaba cubierto de lágrimas, golpeado, desnudo y sin nada que comer, hizo un llamado a Olofín a la orilla del río, y con el cuerpo cubierto de lágrimas estas se convirtieron en espinas.
Al tener todo su cuerpo lleno de espinas, se escondió cerca del río para poder sobrevivir y protegerse de sus enemigos, los cuales ya no podían hacerle daño, de manera que cuando se le acercaban él se hinchaba y los enemigos huían con cierto temor, así también los que llegaban a consolarlo por su sufrimiento, el los hincaba igualmente con sus espinas, aumentando su soledad.
Mientras más lagrimas salían de sus ojos, más espinan se creaban en su cuerpo, en eso se apareció Shangó para verificar el estado de su hijo y observando la situación de sufrimiento en que se encontraba, dio un grito inmenso y dando una vuelta de carnero se convirtió en Abita, y diciendo en voz alta : “Yo soy Abita, que es lo mismo decir Shangó, es lo mismo decir Orúnmila, y te voy a dar todo el poder para que puedas vencer a tus enemigos y se alivien tus dolores y penas”.
Y cogiendo a su hijo de la mano lo llevó a un árbol más cercano a los cuales los hombres le tenían temor, le rezó una oración, le entregó un gran poder y le regaló un anillo de oro con una gran piedra negra y le dijo: “Cada vez que me necesites, ve con el anillo al pie de este árbol, lo frotas contra él y gritas lo que te enseñé, yo vendré a tu ayuda y te defenderé”.
Características.
Es una deidad menor del panteón Yoruba, perteneciente a lo que se conoce en la mitología Yoruba como “Regla de Osha Ifá” o santería, se venera en Cuba, Brasil, Estados Unidos, Panamá, Venezuela y algunos otros países caribeños.
Es una deidad exclusiva de los babalawaos que, a diferencia de otras dentro de la religión de Ifá, no pueden ser entregadas a ningún individuo.
Los devotos que reciben a Abita lo hacen con la convicción de realizar algún tipo de maldad o maleficio. Consiste en materializar esa capacidad, otros lo hacen para comprender hasta qué punto pueden dominar la maldad que todos tenemos adentro dormida, y poder realizar las buenas obras.
Es conocido con el nombre de Esú, quien es el mensajero del culto Iyaami (madre ancestral), quien tiene un vasto poder de destrucción, utilizando la maldad para salvar de la maldad, con el objeto de acabar con ella de una manera fulminante a través de la muerte (Ver artículo: Tánatos)
Culto.
En Brasil está considerado una entidad malévola llamada Ossaín, el cual es utilizado para causar daño; en Cuba se simboliza de una manera similar pero la utilización de este Orisha es con la finalidad de aliviar penas de personas que han sido dañadas por otras llenas de maldad.
Está muy relacionado con el diablo que nombra la biblia, debido a su sed de vengar y dañar, su maldad nace por los sufrimientos recibidos y no importa quien este a su lado el daño es abarca a los más inocentes
Ofrendas y ceremonias.
Al igual que otros santos yorubas, Abita es venerada y adorada junto a sus comparativos santos tales como Eshu, en donde se personifica a través de una imagen muy parecida al diablo católico, aunque en la religión Yoruba no existe Satanás. Se presentan collares, cantos y rezos en función de la solicitud de un servicio, el cual puede ser una venganza hacia una persona o una tipo de maldad hay individuos con mal comportamiento.
Las ofrendas de alimentos deben ser dejadas en el altar por 3 días, luego llevadas al monte por el mismo tiempo y al comenzar a descomponerse deben ser botadas y retiradas del lugar, no deben ingerirse. Entre los alimentos a ofrendar tenemos: ñame, mazorca de maíz sancochada untada con manteca de corojo, pesaditos fritos, caramelos entre otros dulces.
Opcionalmente se le ofrendan cigarrillos, tabacos y habanos, que deben encenderse y darles solo una bocanada, para luego colocarlo en un plato pequeño, ya que son los santos los que deben disfrutar de estos placeres. Todas estas ofrendas deben ser llevadas al pie del árbol frondoso previamente establecido.
Actualizado el 16 abril, 2024