En las leyendas de Guatemala se destaca la leyenda del Sombrerón de Guatemala ésta es muy misteriosa por poseer una historia tan enigmática; esta historia se ha plasmado en libros, cuentos e incluso en las pantallas del cine y hoy en nuestro blog te contaremos su historia, origen y todo lo que desees conocer con respecto a la leyenda del Sombrerón.
¿Quién fue el Sombreron de Guatemala?
Es un personaje que forma parte de las leyendas mitológicas de Guatemala, este personaje vaga en las noches montado en su mula negra, se presenta ante la mujer que el escoja y con sus encantos las enamora para convencerlas de que se vayan con el y así llevarse su alma cuando éstas mueren, debido a que no se alimentan porque todo el tiempo están pensando en el Sombrerón.
Origen
El origen de la leyenda del Sombrerón se remonta a mediados del siglo XVIII en Guatemala cuando un hombre llamado Juan Bayona fue acusado de un acto ilegal, éste fue enjuiciado y la inquisición, que ese momento mandaba, lo condenó a asistir los domingos a misa con un enorme sombrero negro, esto con el fin de ridiculizarlo ante todos en vista de que este sombrero le quedaba enorme y apenas podía ver; todas las personas de su pueblo se burlaban cuando Juan Bayona iba a misa y efectivamente se convirtió en el hazmereír del pueblo.
Juan estaba cansado de esta situación y estaba enojado con todos en su pueblo pero más pudo su tristeza, en el siguiente domingo éste no asistió a la misa para que se burlaran de el por lo que Juan Bayona decidió quitarse la vida.
En la iglesia todos lo esperaban para igual que todos los domingos burlarse de el, al recibir la noticia de que éste se había suicidado todos en el pueblo se congregaban y confesaban su pecado ya que se sentían culpables de que sus actos y sus burlas llevaran a que Juan se suicidara, pero esto no los libró del alma en pena que vagaba en busca de venganza.
Características del Sombrerón
Es una personificación sombría de pequeña estatura de hecho también es llamado Tzitzimite (duende), que siempre se encuentra en los caminos solitarios esperando encontrarse con algunas de sus víctimas. El Sombrerón siempre viste de negro, lleva su enorme sombrero negro por el cual se le otorga su sobrenombre, siempre se encuentra cabalgando una mula negra y acompañado de dos feroces y grandes perros negros que se encuentran sujetados por unas gruesas cadenas de metal; al principio éste puede observarse como la gente sombra.
Carta de Juan Bayona antes de suicidarse
Antes de fallecer, Juan Bayona redactó una carta en la cual contaba desde sus inicios y el suceso que lo llevó a cometer tal atrocidad.
En el contenido de la carta éste mencionaba que había nacido en el año 1742 en la ciudad de los Capitanes Generales, pueblo que se encontraba bajo la supervisión y el mando de la iglesia católica, se describía a sí mismo como una persona visionaria y fantaseada caracterizado por su adoración y por la confianza que ponía en Dios. Cuenta que él era muy pequeño cuando sus padres fallecieron y quedó huérfano, a pesar del hecho de que su tío lo levantó y le dio pan y una casa segura, se sentía como un niño miserable y creció con muchas dificultades.
En 1772, tenía 30 años de edad, él mismo relata que no gozaba de gran belleza. Su figura no era excepcionalmente agradable; desde hace bastante tiempo tenía una herida en la nariz hacia el otro lado, una boca más grande de lo normal y una línea de dientes largos. Era bajito y tenía un carácter insoportable.
Una noche, en las calles de Antigua, hubo un silencio espeluznante. Algunos tranquilos, mansos y friolentos, tomaron asilo en sus enormes capones, procurando encontrar en la oscuridad, sin embargo, no vieron que mataron a un cristiano en el camino de Los Plateros.
Al día siguiente de la ocasión, los expertos acusaban a Juan Bayona; esa es la razón por la que lo aseguraron en una prisión, en la prisión general de la sociedad. El líder de la ciudad fue don Francisco Sánchez, éste hizo que Juan permanecíera allí.
Juan pasaba los días pensando en el juego sucio de estar en la cárcel. Como no era culpable, estaba furioso, no sabia a quién recurrir para pedir ayuda. Una tarde, para matar el tiempo, compuso en un trozo de papel unas frases que fueron a cargo del presidente y del supervisor eclesiástico.
Ellos se alarmaron, dijeron que eran malas convocatorias hacia Satanás. En el papel éste solicitó ayuda del demonio y su madre, la diabla, a cambio, se ofreció a correr con ellos cuando el falleciera.
Como lo indica un registro marcado el 4 de agosto de 1772, el presidente de Antigua, Ventura de Naxera, solicitó al Comisionado de la Inquisición y Prebendado de la iglesia de la casa de oración, Antonio Cortés, que reflexionara sobre el documento y emitiera una sentencia para su creador.
El tribunal del Santo Oficio lo condenó a ir todos los domingos a escuchar misa en la basílica, la espalda descubierta y la cabeza cubierta con un enorme sombrero.
Al principio se opuso, sin embargo, como la voz de la congregación era la última palabra, estuvo de acuerdo, los individuos lo ridiculizaban y desde ese momento en adelante, todos le gritaban, ¡ahí está El Sombrerón!
El domingo principal fue sólo el comienzo de la larga aflicción que Juan Bayona tenia que vivir por un castigo que no merecía, aunque no por mucho tiempo: su peculiar imagen, efectivamente natural entre la población general de su época, no podía soportar la extraña y cruel disciplina.
Un domingo, antes de lo previsto, los timbres de la casa de Dios comenzaron a llamar misa, los feligreses más apresurados se dirigieron a su llamado, solo uno no lo hizo, junto a su horrible gorra, yacía frío y muerto en un camino de la ciudad.
Al final, la desaparición se sintió como un acto de consuelo por la adversidad de Juan Bayona y la misma muerte le brindó su beso mortal, a medida que se difundían las noticias, numerosas personas se conmovían con un suspiro de terror o amargura. Pidieron a Dios por él y pidieron la absolución de Dios y del supervisor eclesiástico, y ellos admitieron sus pecados.
Juan se había ido físicamente, sin embargo, el fantasma de su memoria oprimió a los vecinos de Antigua. Dicen que más tarde, nadie se dispuso a pasear durante la noche por los caminos donde el hombre del sombrero paseaba.
Leyenda
En un noche en la Antigua Guatemala Juan Bayona, alias El Sombrerón, se encontraba caminando por las calles cuando vio a una joven excepcionalmente maravillosa con el cabello largo y ojos grandes, se enamoró irremediablemente de ella, la siguió hasta su casa y le acompañó una y otra vez, le cantaba y la enamoraba cada noche, la chica no le habló a nadie sobre él. Un día, la joven comenzó a dejar de comer hasta que casi murió, su madre se dio cuenta y ese fue el punto en el que la madre reconoció que era resultado del hechizo del que se habla en la leyenda del Sombrerón.
Llevó a su pequeña hija a un religioso y la internaron en el convento pensando que allí estaría mejor y que el Sombrerón no tendría acceso a ese lugar, sin embargo, la joven continuó sin comer y sólo pensaba en el Sombrerón y anhelaba que éste fuera a decirle los hermosos versos que la enamoraban. Un día se despertó con un entrelazado en su cabello hecho por el fantasma y ese día la hermosa chica había fallecido.
En el velorio de la chica apareció el Sombrerón parecía llorar y las lágrimas que éste derramaba parecían gemas de cristal, llorando desconsoladamente recordaba a su amada.
Otra variación de la historia se centra en que la joven se salva de morir debido a que su madre entendió que era el fantasma del Sombrerón el que perseguía a su hija y la estaba seduciendo. En vista de que a este fantasma le encantan las chicas cabello largo, la señora le corta el cabello a su hija y el Sombrerón deja de perseguir a la chica.
La leyenda del sombreron en Colombia
En las leyendas colombianas también se habla de la leyenda del Sombrerón, ésta ha traspasado fronteras, ya que a pesar de ser originaria de Guatemala aún así este mito ha llegado a Colombia y se ha tomado como parte de los misterios de este país pero modificando un poco la historia original.
La leyenda del Sombrerón se dice que en vida el protagonista era un hombre crítico, que vivía de ciudad en ciudad y que vivía de un lado a otro, corría continuamente montado en un extraordinario corcel oscuro que ocasionalmente descubría cómo confundirse con la agonía de la noche. Se dice que nadie, en ningún momento, lo lastimó o que él lastimó a nadie, su desaparición fue cuestionable para todos, excepto que en su postexistencia fue notable.
En Colombia, la leyenda del Sombrerón trata de, al contrario de la versión guatemalteca, un hombre de gran estatura que viste de negro y lleva un sombrero enorme negro que lo cubre totalmente, siempre va montado en una mula negra y persigue doncellas: éste sólo se le aparece a borrachos, madrugadores, hombres mujeriegos y a mujeres libertina; en definitiva se le aparece a todos aquellos trasnochadores que les gusta andar de farra. Se dice que este espanto es la versión masculina de la Siguanaba.
Siendo un fantasma sin rostro aparece en las penumbras de la noche, primero se escuchan los aullidos de los perros y el ruido de las cadenas golpeando el suelo, los que afirman haberlo visto lo identifican montado en su mula acompañado de dos enormes perros negros que se encuentran amarrados por cadenas de metal que se ven pesadas. Además, se escucha una amenaza bajo un tono de voz imponente que establece que si alcanza a su víctima, le colocará a ésta un sombrero.
Cuenta la leyenda del Sombrerón que el día predilecto de éste para aparecer eran los viernes.
También se cuenta en Chiapas
La leyenda del Sombrerón en Chiapas, México, lo describe como un atemorizante hombre mayor, flaco y alto el cual viste de negro todo el tiempo y por supuesto también lleva su enorme sombrero negro, el cual impide ver su rostro montado en su corsel negro; también se encuentra acompañado de dos grandes y feroces perros negros.
Este fantasma al elegir a su víctima se le aparece causándole un gran susto dejándolo petrificado, lo que les impide defenderse. Éste los envuelve causándoles gran miedo y les ofrece dinero y larga vida a cambio de que cuando fallezca le entregue su alma, quienes aceptan son liberados de su hechizo y los deja en el mismo lugar en donde los encontró. Los niños no quedan exceptos de encontrarse con el Sombrerón pues también son victimas de esta ánima.
La única forma de deshacer el compromiso ya aceptado de entregar el alma al Sombrerón al fallecer al cambio de la riqueza y la larga vida que éste les ofrecía es intercambiando su alma por la de un niño, un alma inocente, pues éstas tenían un mayor valor para el Sombrerón; la persona que esté atrapada por el hechizo debe buscar al niño y luego invocar al Sombrerón para ofrecerle el alma del niño a cambio de deshacer su trato.
Cuenta la leyenda que en una noche de un viernes, Juan, un hombre mexicano que siempre, inclusive los días de semana, se le veía de fiesta con distintas mujeres, teniendo una vida desordenada y sin compostura, después de que lo echaran de un bar por haber formado una pelea, se dirigía a esas altas horas de la noche por las solitarias calles de Chiapas a otro de los bares que el frecuentaba.
En el camino, éste empieza a escuchar los atemorizantes aullidos de los perros que se encontraban en las calles, de pronto el camino se encontraba más desolado y ademas empezó a escuchar como si arrastraran unas cadenas de metal por el asfalto y en la penumbras de la noche apenas distinguió una figura; se trataba de un jinete.
Juan se queda impresionado porque no era muy común ver jinetes en el centro de la ciudad, pero aun así éste continua con su camino, de pronto Juan empieza a sentir temor de acercarse más a este jinete ya que se sentía oscura su presencia. Al visualizar bien las figuras que había visto anteriormente, Juan se queda totalmente inmóvil con su corazón acelerado del susto, éste parecía que iba a estallar, pues veía que lo que estaba viendo no era un jinete común y corriente sino que se trataba de un ser sobrenatural.
Se trataba de un hombre que se encontraba montado en una mula negra, también iba vestido todo de negro, con un enorme sombrero negro el cual impedía ver su rostro, éste iba acompañado de dos perros que se veían muy feroces, eran grandes y también eran negros se encontraban sujetados por pesadas cadenas de metal las cuales se arrastraban y hacían ruidos espeluznantes.
Cuando esta presencia comienza a acercarse a Juan, éste se queda inmóvil con un miedo terrible observando como el jinete desmontaba su mula y se dirigía hacia él, Juan sentía altas descargas de escalofríos, el corazón acelerado y no podía correr ni hacer el más mínimo movimiento, lo cual le impidió huir y gritar por ayuda.
Cuando el Sombrerón se encontraba frente a él, éste le ofrecía con mucho entusiasmo y una voz atemorizante mucho dinero y larga vida a cambio de que cuando fallezca, Juan le entregara su alma. El tiempo parecía detenerse en ese horrible momento, las calles se encontraban solas y nadie podía ayudarlo, se resistió por lo que pareció un largo tiempo pero al final accedió ante el contrato que le proponía el Sombrerón; luego en un abrir y cerrar de ojos Juan se encontraba en el mismo camino pero solo, el atemorizante Sombrerón había desaparecido con sus horribles acompañantes.
Desde ese momento, la vida de Juan cambió completamente, se transformó en un hombre con buena racha para las apuestas por lo cual se volvió un hombre adinerado, en diferente circunstancias de la vida se le apareció el Sombrerón recordándole su trato. En un determinado momento de su vida, Juan tuvo un horrible accidente donde casi muere y en ese episodio de su vida el Sombrerón le había dicho que venía por su alma.
Juan luchó y se impuso ante el Sombrerón y puso todo su esfuerzo para no fallecer en ese momento pues éste amaba su vida y todo lo que tenía en ella. Después de haber sobrevivido al accidente Juan empieza a investigar sobre el misterioso personaje con quien había hecho el trato y encontró una leyenda que decía que para deshaser el trato, debía entregarle al Sombrerón el alma de un inocente niño.
Determinado a hacer lo que sea para no dejar su vida y deshacer el trato, Juan decide intentar lo que la leyenda decía, éste se la pasaba por las calles viendo a los niños que se encontraban ahí y en los parques jugando; también observaba a aquellos que se encontraban huérfanos en la calle tratando de escoger cual sería su mejor opción para sentirse menos culpable.
Por fin, Juan se decidió por engañar a un niño, la calle era su casa éste no tenía familia y Juan pensaba que esto le favorecía ya que nadie se iba a preocupar por la ausencia del niño ni iban a poner alguna denuncia o a reclamar algo. Se trataba de Tomás, un niño de tan sólo 8 años, el cual sobrevivía de las limosnas que le daba la gente y además a éste le pagaban por hacer mandados, con ese dinero él lograba comprar la comida de cada día.
Tomás creía que Juan era un hombre muy amigable que sólo se había compadecido de su situación, Juan comenzó a acercarse a Tomás, le hacía regalos y pasaba tiempo con el, hasta que un día Juan se levantó y decidió que era el día de entregar a Tomas al Sombrerón, éste buscó al niño, le compró dulces y juguetes y se lo llevó a caminar por la ciudad, al caer la noche este lo invito a caminar por un callejón oscuro y solitario; al entrar al callejón, Juan empezó a llamar al Sombrerón y le decía a Tomás que no tuviera miedo que le iba a presentar a un amigo para que cuando fuera grande fuera un hombre con mucho dinero como el.
El Sombrerón se presentó y Tomás empezó a tener temor de éste, pues le parecía muy aterrador, sin poder moverse escuchaba como Juan hablaba con el Sombrerón y le ofrecía su alma al espeluznante espectro; Tomás sin poder hacer nada para defenderse se arrepintió de haber conocido a Juan y de haber aceptado todos sus regalos.
El jinete no dudó en tomar el alma del niño, Tomás desapareció de las calles de donde se la pasaba sin siquiera dejar una huella de su incidente, nadie reclamó por el ni se preguntó qué le había pasado, mientras que en la conciencia de Juan reposaba toda la verdad y aunque éste se libró del trato con el Sombrerón no pudo librarse del remordimiento que le causó haber entregado el alma de ese niño al Sombrerón el cual había mantenido una vida miserable y aún en su final ésta no cambió a un mejor destino y todo esto gracias a Juan.
El Sombrerón y la historia para niños
Los niños también son protagonistas de esta leyenda y en la actualidad la relación del Sombrerón con los niños es usada para asustar a los niños que tienen un mal comportamiento.
Las madres le cuentan a los niños la leyenda del Sombrerón para que sepan que deben portarse bien y que no deben andar en la calle solos porque cualquiera persona que le deba su alma al Sombrerón al querer deshacer el trato los pueden raptar para entregarles su alma al ánima, debido al gran valor que tiene al ser un alma completamente inocente.
Diferencias entre las versiones
En Colombia, México y Guatemala se habla de un personaje el cual describen como un hombre alto con vestiduras negras y, por supuesto, el característico sombrero enorme por el cual se le otorga el nombre de el Sombrerón; en la historia de Guatemala lo describen distinto, como un hombre muy pequeño que inclusive también era llamado duende que vestía con botas que traían espuelas de oro. En las leyendas que cuentan sobre este personaje países mencionan que éste no aparece solo sino que se encontraba acompañado de dos feroces perros.
Si comparamos la misión de cada uno de los fantasmas relacionado con sus apariciones nos damos cuentas que éstas son distintas ya que en la leyenda del Sombrerón de Guatemala tiene como cometido enamorar a chicas hermosas de cabello largo y ojos grandes, a las cuales enamora hasta hacer que éstas dejen de comer por pensar solamente en el, las lleva a la muerte y al éstas fallecer se lleva su alma. Hay otra leyenda que cuenta que el hechizo supuestamente se puede romper cortando el cabello de la hermosa chica, una vez que éstas tienen el cabello corto el Sombrerón pierde el interés y libera del hechizo a la doncella ya que no cumple con el perfil que éste busca.
La leyenda del Sombrerón de Colombia tiene como misión sólo asustar a los borrachos, mujeres de la vida fácil, madrugadores parranderos, hombres mujeriegos y a los que están perdidos en el mundo de las apuestas, aparece en sus caminos y junto con sus perros ahuyentan a la victima y las hacen correr amenazando a la victima de que si lo alcanza le colocará su sombrero.
El Sombrerón de México no tiene un perfil de requisitos para escoger a su victima, es tanto el temor que produce al aparecerse frente a una persona que las paraliza, luego les ofrece riqueza y larga vida a cambio de que cuando ésta fallezca le entregue su alma; una vez que estos aceptan el trato después de sus torturas, los deja en el mismo camino donde los consiguió y efectivamente les cambia la vida y les da todo lo ofrecido, lo bizarro de este Sombrerón es que se puede cancelar el trato pero a cambio de un alto precio: el alma de un niño inocente.
¿Sabías qué?
La leyenda del Sombrerón es sólo uno de los numerosos relatos compuestos por el ganador del Premio Nobel Miguel Angel Asturias en el libro Leyendas de Guatemala (1930), que fue el libro principal distribuido por el mejor ensayista que creó Guatemala. La forma del Sombrerón de Asturias es totalmente diferente de la conocida leyenda conocida por la parte de los guatemaltecos, ya que enseña cómo este increíble personaje llega a existir.
Actualizado el 6 mayo, 2024