Conoce la historia del tenebroso dios Moloch por quien se ofrecían cruentos sacrificios. En este artículo podrás aprender sobre su origen, representación, sacrificios y cultos.
Origen de Moloch
Los historiadores nos dicen que fue un dios venerado por los fenicios, cartaginenses y cananitas, originario de Canaán, región que existió en el año 3000 a. C. entre el mar Mediterráneo y el río Jordán, zona que hoy se reparte entre Israel, Palestina y algunas regiones de Jordania, Siria y el Líbano. Era una zona primordialmente politeísta con más de 40 dioses a quienes rendían pleitesía.
No se tiene certeza sobre el inicio de su adoración como dios ni por qué empezó su culto, así como tampoco se cuenta con restos arqueológicos que permitan establecer si realmente existió este dios. En la Mitología hindú se relatan algunas experiencias de dioses como este dios del fuego.
Sin embargo, se dice que apareció como resultado de un cataclismo acaecido en el inicio de los tiempos, cuando el espíritu de Moloch se había transformado en ese preciso momento en oscuridad al convertirse en materia.
Según señalan algunas creencias fenicias, el ser humano era la encarnación de ese cataclismo, de manera que para obtener el perdón de ese pecado era necesario que él ofrendara sacrificios humanos a Moloch.
Ahora bien, a pesar de lo incierto de su origen, se afirma que Moloch surgió en esos años pre-cristianos entre la diversidad de dioses que existían, y alcanzó su mayor influencia en el continente asiático, extendiéndose su fama por todo el este y norte de África, siendo muy adorado por las distintas civilizaciones de ese mundo antiguo.
Las comunidades que adoraban a Moloch eran grupos filisteos y fenicios que se encontraban en Canaán entre los años 1550 y 300 a. C. Para ellos este dios era considerado el símbolo del fuego purificante, que a su vez simbolizaba el alma. Hubo un tiempo en que se le asociaba con el dios Crono de los griegos y con Saturno de los romanos.
Estuvo siempre asociado al fuego, como emblema que lo representaba en los rituales que se ofrecían en su honor. En dichos rituales se dice que sus adoradores le ofrendaban con sacrificios de niños.
Pero en virtud de que su historia estuvo siempre llena de contradicciones, entre ellas las relacionadas con la veracidad acerca de estos sacrificios, no se puede dar una afirmación contundente al respecto. Lo que sí es importante señalar es que la mayoría de las pocas referencias y pruebas de su existencia se encuentran en los libros y escritos religiosos.
Acerca de su nombre
Se le ha dado una gran diversidad de nombres a esta divinidad, pero los más populares han sido Moloc y Moloch, este último derivado del nombre de un dios griego, al que llamaban Molcom, Molech o Molock, quien tenía características similares.
Su nombre original era Melek, que en hebreo significaba rey y su derivación a Moloch provino, según algunos estudiosos, de la unión de dos vocablos hebreos: Melek y Bosheth, de Isbosheth uno de los cuatro hijos del rey Saúl del reino de Israel. Esta práctica de fusionar nombres era muy común con las denominaciones de las divinidades de ese entonces.
En su mención en escritos religiosos con mucha frecuencia se le presentaba con el nombre hebreo modificado de Molech. Solo una vez se usó Moloch en la Biblia. La mitología sumeria nos presenta similitudes con respecto a sus dioses y su aparición en los textos sagrados.
Representación
Por lo general, esta deidad es representada como una figura humana con cabeza de carnero, becerro o toro. Por tal motivo, en muchas civilizaciones se le dio el nombre de Toro Sagrado. Aparece sentado en un trono y con una corona o con un báculo o bastón largo y curvo en su punta superior. Todos estos símbolos de poder.
Algunos relatos reseñan que su figura también ha sido simbolizada cubierta de la sangre de los niños, con lo cual se puede inferir que están apoyando la teoría de los partidarios que aseveran que sí se hacían sacrificios y que sí morían niños en los mismos.
Por otro lado, hay algunos estudiosos que señalan que existen representaciones de Moloch con estatuas hechas de bronce cuya parte interna estaba dividida con varios huecos. Específicamente se trataba de siete huecos, cada uno reservado para una ofrenda distinta. Así, en un hueco se depositaba harina, en otro aves, o crías de vacas, ovejas y niños.
Asimismo, en épocas más recientes se le representó mediante un búho, pues aunque para algunas civilizaciones esta ave simboliza sabiduría, para los hebreos, árabes, griegos y muchas otras comunidades antiguas era señal de presencia de demonios y de muerte, por ser el único animal que puede ver en la oscuridad.
No obstante, es de acotar que las diferencias al respecto, como con casi toda la información que se dispone de Moloch, se deben a la interpretación que cada escritura antigua le atribuía.
Se asegura que el rey Salomón, según la Biblia tercer y último monarca del reino de Israel, fue uno de los moloquitas más prominentes y devotos de Moloch, a tal punto de ordenar construir diferentes templos para adorarlo durante las cuatro décadas que duró su reinado entre los años 965 y 928 a. C.
Sacrificio de niños
Sobre este aspecto son muchas las controversias que se han generado entre los estudiosos mitólogos, ya que no se cuenta con una evidencia fehaciente sobre al respecto, lo que ha suscitado opiniones encontradas.
Por ejemplo, las referencias que nos da la Biblia en lo que a estos sacrificios se refiere, indican que en esos rituales se hacía atravesar a las pequeñas víctimas por una hoguera hasta llegar a la estatua del dios, donde eran inmolados. Sin embargo, no hay consenso en cuanto a que esta fuera una práctica habitual o si, por el contrario, era un rito temporal y puntual de alguna celebración en particular.
Algunos de los estudiosos que apoyan que era regular la práctica de este rito, se fundamentan en el hecho de que existe un templo localizado cerca de Jerusalén, según el cual se había destinado para la realización de estos actos. Al templo en cuestión se le conoció con el nombre de Topheth o Tofet y era al aire libre.
Los textos bíblicos ubican a este templo en el valle Ben-Hinnon. Sin embargo, no se han hallado evidencias arqueológicas cerca de esta zona que avalen la realización de sacrificios humanos allí. En el templo, Moloch estaba representado por una estatua.
La leyenda indica que el ritual que se hacía en este sacrificio era ofrendar niños en honor al dios, mientras más pequeños mejor, pues era lo que le agradaba.
Las versiones que avalan la veracidad de los sacrificios se sustentan en la historiografía clásica de los últimos siglos a. C. y la que se desarrolló a partir de estudios en el siglo XIX. Allí precisan que los sacrificios preferidos eran los de bebés, pues le aportaban materia virgen a la deidad.
Basados en esas investigaciones que respaldan dicha historiografía, se encontró que había varios templos dedicados al culto a Moloch, esparcidos por la zona mediterránea conquistada por los fenicios, en las que se han detectado signos de adoración.
En dichos templos por lo general, había una enorme estatua de bronce del dios que, como se ha señalado antes, estaba hueca a nivel del vientre en donde se mantenía encendido el fuego. Además, se agrega que la estatua tenía la boca abierta y sus brazos extendidos con las manos juntas y las palmas hacia arriba como esperando a que le depositaran allí a la víctima.
Luego, mediante un mecanismo de cadenas se levantaban los brazos hasta la boca, dejando caer el cuerpo de la víctima dentro del vientre ardiente.
Como ya se ha señalado, muchos asemejan esta historia con la del dios griego Crono o Saturno en la mitología romana, en cuanto a que se devoraba a los hijos apenas nacían, a fin de que no se cumpliera la profecía de que sería asesinado por un hijo.
Cada libro religioso describe este ritual de sacrificio de forma distinta. Por ejemplo, la Mishná relataba que el sacrificio consistía en entregarle a los sacerdotes los niños que se iban a sacrificar para que ellos los hicieran pasar por el fuego.
Por su parte, en la Guemará se describían dos tipos de ofrenda. Por un lado, la víctima debía saltar sobre una hoguera y, por otro lado, debía atravesar un camino entre dos fuegos hasta llegar a la estatua del dios.
Estos dos escritos religiosos, Guemará y Mishná que, como es sabido conforman el Talmud, es el más importante libro de los judíos que practican el rabinismo.
Es pertinente señalar que se han reportado algunos casos en los que se rechazaba esta práctica del sacrificio de niños de manera definitiva, pero con poca contundencia. En otros casos, por el contrario, hay trabajos que aseveran que no existía ningún tipo de daño físico causado a los que participaban en el ritual.
Ahora bien, los historiadores han debatido por mucho tiempo en cuanto al significado que hay detrás del rito de este sacrificio, aparte de si es cierta o no la existencia de este dios.
Ellos señalan que no era el propósito que los niños murieran en el ritual, sino que se les hacía como una prueba que se esperaba pudieran superaran. Otros, al contrario, refrendan que sí ocurría la muerte de la víctima e incluso había padres que se inmolaban junto a sus hijos atravesando la hoguera con ellos.
No obstante, no se puede extraer una conclusión definitiva al respecto, ya que no se tienen pruebas físicas de este culto en las áreas donde estaba el templo en Jerusalén y el análisis que se hace sobre el rito Moloch se deriva de las interpretaciones subjetivas de las escrituras.
Cultos a Moloch
Los adoradores de Moloch o moloquitas practicaban varios ritos, con los cuales buscaban rendir honor a su dios y complacerlo. La leyenda señala ceremonias con un carácter sexual en la que participaban en grupo, generando orgías satánicas en las que intervenían adoradores y víctimas.
Pero el más divulgado de los ritos fue el relacionado con los niños, normalmente del hijo primogénito. Al respecto, se han dado a conocer varias prácticas. En unas se habla del ritual de los pequeños que debían atravesar una hoguera para llegar al dios a entregársele.
En otras se señala que los niños recién nacidos eran colocados en las manos abiertas del dios y que mediante un mecanismo de cadenas eran elevados hasta la boca del mismo y arrojados dentro de ella, cayendo al estómago en llamas.
Los devotos de este dios que practicaban este culto tenían la creencia de que así las familias superarían dificultades y conseguirían un mayor bienestar económico para sus descendientes.
La tradición relata que este culto se expandió por toda la costa mediterránea por el dominio que tenían los fenicios de la zona, llegando su influencia hasta la península itálica, tanto así que en la región de Cartago, lo asumieron como su deidad máxima y protector de su territorio.
No obstante, se debe acotar que hay posiciones diversas al respecto. Unos decían que ya el pueblo etrusco de Cartago tenía sus divinidades supremas a las que adoraban. Estas eran Tanit, diosa de la luna, del amor y de la guerra, y Baal Ammon, dios fenicio, el cual asociaban al dios Crono y el dios romano Saturno.
De algunos estudios efectuados se ha desprendido que no se ha hallado evidencia alguna a Moloch en esos sitios y que solo se mencionaba el rito Molk, pero no al dios como tal. Sí se hacía alusión al «becerro de oro» señalado en la Biblia en el episodio de Moisés al traer las Tablas de los Diez Mandamientos, lo que implicaba que era un dios hebreo propio, no foráneo.
Para los devotos hebreos este era un culto de los moloquitas de acuerdo con las prácticas que se hacían, las cuales fueron desapareciendo paulatinamente con la llegada del Imperio romano, aún cuando sobrevivieron en algunos rasgos de los rituales.
De los diversos estudios realizados se ha podido establecer, de manera no definitiva, que Moloch apareció en la llamada demonología medieval de Europa, en la que se le identificaba como un demonio cuyo placer era hacer sufrir a las madres robándoles a sus hijos, sobre todo en el mes diciembre, según las costumbres demonológicas.
En el cristianismo
En varios libros que componen las Sagradas Escrituras se han encontrado algunas alusiones a Moloch, refiriéndose a él como:
- Moloc en Levítico 18-21; Levítico 20,2-5; Deuteronomio 12,31, 1 Reyes 11,6-7; 1 Reyes 11,33; Amós; Hechos 7,43.
- Baal en Jeremías 19,5.
- Milcom en Sofonías 1,5.
- Sacrificios infantiles por fuego en Deuteronomio 12,31; Deuteronomio 18,10; 2 Reyes 16,3; 2 Reyes 21,6; 2 Reyes 17,17; Jeremías 7,31; Ezequiel 16,20.
El libro de Levítico del Antiguo Testamento de la Biblia fue el primero que hizo mención de esta deidad, específicamente en los capítulos 18 al 21, que hacen referencia a la época del siglo XV antes de Cristo.
En otros textos de índole religiosa se menciona el sacrificio de niños, mas en ninguno se asocia a Moloch de forma directa.
Por su parte, el libro de Jeremías lo ha asociado con Baal; mientras que Ezequiel habla en los capítulos 16, versículos 20 al 23 del libro acerca del sacrificio a diferentes dioses, pero nunca se llegó a nombrar a ninguna de las deidades adoradas.
Breve análisis de versículos
Veamos un poco algunas de estas referencias bíblicas, donde la alusión a esta deidad del fuego es evidente.
- Levítico 18.21:
No entregarás a tu hijo, quemándolo según el rito de Moloc, pues sería deshonrar el nombre de tu Dios. ¡Yo soy Yavé!
Se evidencia en este versículo la ofrenda que se pretende hacer a Moloch, de un ser que sería lanzado al fuego para obtener purificación. Al respecto, se asemeja ese acto a los ritos de purificación en Atenas que realizaba Epiménides mediante el sacrificio de los Alcmeónidas que habrían traído la contaminación al pueblo. Esto es una muestra de que había un culto a Moloch en el pueblo hebreo.
- Levítico 20, 2-3:
Di a los hijos de Israel: Si un israelita o uno de los extranjeros que habitan en Israel sacrifica a alguno de sus hijos según el rito de Moloc morirá: la gente del pueblo lo apedreará.
Yo mismo volveré mi rostro contra ese hombre y lo eliminaré de su pueblo. Pues al sacrificar su descendencia para Moloc, contaminó mi Santuario y profanó mi santo Nombre.
El versículo no es una alusión a la ofrenda al fuego como tal, sino que se refiere a ofrecer los hijos a la práctica de un culto de un dios profano, lo cual será repudiado.
- Deuteronomio 12.31:
No puedes honrar a Yavé, tu Dios, con las mismas prácticas que esas naciones, ya que hicieron para sus dioses todo lo que Yavé aborrece, e incluso quemaron a sus hijos e hijas en honor de ellos.
Se refiere el versículo a que se haya hecho indebidamente culto normal a este dios entre el pueblo hebreo y se hayan ofrendado los hijos en el fuego de esos dioses.
- 2 Reyes 16.3:
Todo lo contrario, anduvo por el camino de los reyes de Israel e incluso sacrificó por el fuego a su hijo, según las prácticas odiosas de las naciones que Yavé había echado fuera del país para que los hijos de Israel ocuparan su lugar.
El pasaje habla de la práctica que aún persistía de pasar por el fuego al hijo, cuando había un nuevo rey en funciones, un cambio de religión o cuando se iniciaba a un hijo, lo cual se hacía por cuestión política.
- 2 Reyes 23.10 (Reforma de Josías):
El rey hizo destruir el quemadero del valle de Ben-Hinnon, para que nadie ya sacrificara por el fuego a sus hijos e hijas, según el rito de Molec.
Se hace alusión a la vigencia normal que había del culto a Moloch por parte de los hebreos cuando se habla del templo de Tofet, que es la primera vez que se menciona en estos textos, el cual se revela como profanado con este culto.
- Jeremías 7, 31-32:
Han construido los santuarios de Lomas de Tofet, en el valle de Ben-Hinón, para quemar en el fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les ordené ni se me ocurrió jamás.»
Por eso, se acerca el tiempo, dice Yavé, en que no se hablará más de Tofet ni del valle de Ben-Hinón, sino del Valle de la Matanza. Y se enterrará a la gente en Tofet, porque no habrá otro lugar.
El pasaje menciona nuevamente el sacrificio del fuego de los hijos en este lugar de Tofet, aun cuando se ha señalado que allí no se ha encontrado ningún vestigio de que se hubiera realizado algún sacrificio.
Sin embargo, el hecho de que se haya hecho alusión, indica que se podría haber seguido realizando el culto por algún tiempo, por lo cual en el segundo versículo se advertía de un castigo en caso de continuar ejecutándolo.
- Jeremías 19, 5-6:
Y han construido santuarios altos a Baal para quemar a sus hijos; siendo que yo jamás lo había prescrito u ordenado, ni se me había pasado por la mente.
Por esto se está acercando el día en que este lugar ya no se llamará Tofet ni valle de Ben-Hinón, sino Valle de la Muerte.
Con esta primera alusión a Baal, dios fenicio, por el sacrificio de fuego, se estableció la asociación con Moloch, pues fue en ese siglo X a. C., aproximadamente, que se estaba expandiendo Fenicia como potencia por el Mediterráneo.
Otros libros bíblicos
Otros libros bíblicos también hacen señalamientos con respecto al dios del fuego. Tenemos por ejemplo al Génesis, cuando se refiere al episodio en el cual el profeta Abraham, estando en Canaán por mandato divino, siguió el llamado de Dios de ofrecer a su hijo Isaac en sacrificio.
Esto se refiere específicamente al capítulo 22, versículo 2, pero a diferencia de los dioses nativos de esa región, Dios mediante sus ángeles le transmitieron al profeta que no perpetrara tal crimen, pues era voluntad de Dios que Isaac se salvara.
Con ello dejó claro Dios que repudiaba ese acto pecaminoso e indigno y los ángeles divinos le hicieron saber a Abraham que esa petición fue una prueba a su lealtad que le había puesto Dios, la cual había sido totalmente superada.
El libro de Éxodo también hace mención a Moloch con la llegada de los israelitas a Canaán, luego de atravesar el desierto en busca de la tierra prometida. En ese entonces ya Dios les había hecho la advertencia de no adorar a dioses falsos como Moloch, tal como se señaló en Levítico 18,21. Les ordenó Dios igualmente que destruyeran cualquier demostración de adoración a este falso dios.
Sin embargo, como se evidencia en las mismas Sagradas Escrituras, los israelitas hicieron caso omiso a estas advertencias y no solo adoraron a Moloch, sino que también lo incluyeron en sus tradiciones religiosas.
Se señala asimismo, que hasta el propio Salomón, que se consideraba un rey sabio, sucumbió a este dios y se dejó arrastrar por él hasta el punto de ordenar construir lugares de culto para él y otros dioses. Esto se revela en la primera carta de Reyes en su capítulo 11, versículos del 1 al 8.
Los reyes piadosos israelitas hicieron esfuerzos puntuales para hacer recapacitar a su pueblo y no siguieran inmersos en la tentación de Moloch. Sin embargo no tuvo mucho fruto, sino solo hasta el momento del cautiverio en Babilonia.
Finalmente, luego del tiempo de dispersión israelita lograron poco a poco ir purgando su religión de dioses falsos y con la vuelta a su tierra, se dedicaron nuevamente a Dios.
Entonces el llamado templo del Vallen de Himon fue convertido en un sitio de desperdicios, así como de desecho de cadáveres de criminales que habían sido ejecutados.
Jesucristo en sus peregrinaciones empleó las imágenes de ese sitio envuelto en llamas que consumían numerosas víctimas humanas para ilustrar cómo era el infierno, que sería el lugar en el que arderían por toda la eternidad todos aquellos que rechazaran a Dios. Así lo refiere el evangelista Mateo en el capítulo 10, versículo 28 de su libro.
Moloch en distintas culturas
Varias civilizaciones en las que se conoció y se le rindió culto a este dios del fuego lo han percibido, representado y nombrado de maneras distintas. A continuación, algunos de los casos más conocidos a pesar de la dispersa imagen que se tiene de Moloch.
Podemos referirnos a los cananitas que relacionaron a Moloch con un toro, mientras que los hebreos lo hicieron con un búho.
Los israelitas, por su parte, lo tenían como un carnero y mantuvieron su culto y adoraron hasta el año 587 a. C., que fue la época en que fueron exiliados y tuvieron que abandonar el Reino de Judá y permanecer en cautiverio en Babilonia. Los pueblos lo llegaron a plasmar en algunas imágenes halladas, aunque de dudosa procedencia.
Asimismo, tuvo presencia Moloch en el continente europeo, en el que se le consideró un demonio que fue ganando adeptos progresivamente por las prácticas envolventes que desplegaban sus partidarios, sobre todo en diciembre.
Allí también se resaltó la preferencia de este dios por los niños, pero en este caso la historia afirmaba que en la práctica lo que hacía era raptarlos, pues disfrutaba del dolor y el llanto de las madres.
En el mundo de hoy, aún es posible encontrar adoradores de este dios pagano Moloch y vemos en algunos actos reflejado lo que en la antigüedad significaba adorar a Satanás, pero ahora se llevan a cabo los mismos actos mediante las llamadas sectas satánicas secretas, en las que se le rinde veneración a Moloch y, en algunos casos, se hacen sacrificios.
Esto ha sido corroborado por testimonios de ex satanistas y de personas que se han filtrado de forma clandestina en dichas sectas, evidenciado que las antiguas aberraciones diabólicas aún persisten.
En Estados Unidos se conoce de prácticas diabólicas en honor a Moloch en algunos sitios, en especial en el área de California, siendo uno de ellos y el más importante el que incluía, en un tiempo, la cremación de los cuerpos.
Se trata del caso del Club Bohemio (Bohemian Grove) localizado en la pequeña localidad de Monte Río, en el norte de California. Este es un grupo de adoradores que se creó en 1872, cuyo emblema es precisamente un búho, haciendo clara asociación a Moloch.
Este club organiza eventos en donde los participantes deben expresar explícitamente su adoración a Moloch, como parte de los retos que deben cumplir.
Lo interesante es que muchos de dichos participantes son personalidades de interés público, tales como banqueros, hombres de negocio, líderes políticos, artistas, etc., estadounidenses y de otros países. Todos ellos, pasaron por un proceso de iniciación para poder ser miembros de esta especie de hermandad de veneración a Moloch.
Expresiones artísticas
En lo que a las artes se refiere, no se han encontrado muchas manifestaciones de Moloch en pinturas o esculturas. Sin embargo, en el área literaria hemos podido conocer de varios trabajos al respecto en libros sagrados, poemas y novelas que lo han mencionado.
Literatura
Como hemos visto, en la Biblia se le ha mencionado en varios de los libros como el Levítico, el de Reyes, el de Amós y Hechos de los Apóstoles. Asimismo, son conocidas y famosas las obras de escritores importantes de renombre mundial, tales como:
Novelas y ensayos:
- El Abismo de Maracot, Arthur Conan Doyle.
- Dexter en la Oscuridad, Jeff Lindsay.
- El Símbolo Perdido, Dan Brown.
- Los Demonios de Loudun, Aldous Huxley.
- Salambó, Gustave Flaubert.
- La Reina de los Condenados, Anne Rice.
- El Lobo Estepario, Herman Hesse.
- The Moloch of Marihuana, Rev. R. J. Devine.
- Hellboy, Mike Mignola.
- La Conjuracion de los Siete Genios, Salomón.
- El Anticristo, filósofo alemán Friederich Nietzsche.
Poemas:
- Los motivos del Lobo, poeta nicaragüense Rubén Darío.
- El Aullido (Howl y otros poemas), Allen Ginsberg.
- Paraíso perdido, John Milton.
- Poema Coral del Gran Baal, del libro Hauspostille, Bertolt Brecht.
Cinematografía
En cuanto a la producción cinematográfica, Moloch ha servido de inspiración de varias obras reconocidas y premiadas, en las cuales el personaje central está basado en este dios.
Se puede mencionar entre ellas el filme Cabiria del año 1914 del director Giovanni Pastrone, en la que se puede observar una apariencia bastante similar a la que se ha conocido del dios, así como también se hace alusión en la película a los sacrificios.
Figura también la película Metrópolis de Fritz Lang estrenada en 1927, basada en un monstruo que se devoraba a los trabajadores y operadores de máquinas de producción.
Se inscribe en este género de películas de terror la novela gráfica Watchmen del año 1986, cuyo autor Alan Moore le puso el nombre de Moloch el Místico a uno de los personajes, el cual era un villano y brujo satánico que tenía como peculiaridad unas orejas puntiagudas.
Asimismo, encontramos del año 1999 la película Moloch del director de cine ruso Aleksandr Sokúrov, en la que se hace encarnar el espíritu del dios en un Hitler maniático y obsesivo, encerrado en su mansión de Nido del Águila.
En 2010 se presentó la película Howl, basada en el poema del mismo nombre de Allen Ginsberg, que nos ofrece una imagen de Moloch como la figura esencial de la trama.
En la película El Rito del año 2011 del director Mikael Håfström, aparece Baal el demonio, que toma posesión del alma de uno de los personajes de la trama. Está inspirada en el libro de Matt Baglio.
En el 2013 se transmitió por la cadena Fox la serie de televisión Sleepy Hollow, que narraba un drama sobrenatural que incluía al dios Moloch, quien reanimó al Jinete Sin Cabeza y luego al resto de los Jinetes del Apocalipsis.
Luego destaca la película de terror peruana Cementerio General 2 (Juego siniestro) de 2015, cuyo director Dorian Fernández-Morris versó sobre la maldición que se desprende luego de jugar la ouija.
En la serie Supernatural de la cadena de televisión CW Television Network, el capítulo 18 de la temporada 12, del año 2017, se basó en este dios.
Tampoco los videojuegos han escapado a la tentación de aprovechar la imagen diabólica de Moloch para representar a varios personajes. Así lo encontramos por ejemplo, en los juegos de Assassin’s Creed o Mortal Kombat.
Actualizado el 6 mayo, 2024