En la mitología yoruba Obba es una deidad femenina que forma parte del grupo de los orishas, normalmente es asociada con el amor y todo el sacrificio que ese sentimiento puede generar en una persona. En las siguientes líneas se irán explicando algunos detalles interesantes sobre Obba, con el objetivo de descubrir su interesante historia.
Obba como orisha
Para abordar la explicación sobre Obba como orisha, es importante retomar, nuevamente, una breve explicación introductoria sobre quiénes o qué son los orishas, dentro de la mitología yoruba, para luego poder ubicar a Obba dentro de estas.
En este sentido, un orisha, también escritos como orishá, orichá u orixá, no es más que una divinidad dentro de la mitología yoruba, descendiente directa de Olodumare – máximo dios dentro de la religión yoruba -, siendo una manifestación directa de este. (Ver artículo: Ayao)
La religión yoruba es parte de la historia de África y representa el culto religioso del pueblo Yoruba, un grupo étnico de unas 40 millones de personas, que se distribuyen entre varias países de aquel continente, entre los cuales destaca Nigeria, donde reside una gran cantidad de personas pertenecientes a este grupo étnico.
La nación Yoruba tuvo su origen en Ile Ife, una Ciudad-Estado que, de acuerdo a la mitología, fue fundada por príncipe, llamado Ekaladerhan, que huyó de lo que hoy se conoce como Benín, luego de la muerte de su padre, se refugió en Ile-Ife, desde donde formó una dinastía que, con el tiempo, fueron divinizados por el pueblo Yoruba, hasta convertirlos en las deidades conocidas como Orishas.
Cabe destacar que el nombre que recibe ese rey fundador de aquella ciudad-Estado, no es Ekaladerhan, sino Oduduwa, sin embargo, algunos estudios señalan que este último podría ser la misma persona que el principio refugiado al que se hizo referencia en el párrafo anterior, todo ello a varias coincidencias en la historia de ambos personajes.
De cualquier manera, los orishas son divinidades que tuvieron un origen material. Antes de pasar al plano espiritual o astral, eras seres humanos, que por la forma en la que vivieron y las hazañas por ellos logradas, fueron divinizados por el pueblo yoruba y alcanzaron el grado de orisha dentro de esa religión.
El paso de ser humano a divinidad, es una historia conocida en la evolución de la humanidad, y por ejemplo, dentro de la mitología griega, existen muchas deidades que fueron seres mortales, y que, como ya se dijo, por su actos nobles y notables, adquirieron un carácter divino que les hizo merecedores de alcanzar ese estatus.
Así, Obba es un orisha dentro de la mitología yoruba, y está relacionada íntimamente con el amor y todo el sufrimiento que, en cierta ocasiones viene asociado a él. Además, representa la fidelidad en el matrimonio, todo ello por la leyenda que rodea a esta divinidad, que será relatada más adelante.
Adicionalmente, es una deidad vinculada con los lagos y lagunas, de hecho, tiene el mismo nombre que el Río Obba, ubicado en los estados de Oyo y Osun en Nigeria, siendo el principal afluente del Río Osun, y su nombre, en el lenguaje yoruba, traducido literalmente significa “la sopa del rey”.
Se dice que es un orisha de extraordinaria fuerza y férreo carácter, es incluso más poderosa que sus pares orishas masculinos, algunas leyendas refieren que solamente el orisha Oggun pudo derrotarla alguna vez.
Como quedó establecido anteriormente, Obba representa el amor fiel y sin restricciones, de aquellas personas que se entregan y sacrifican totalmente por el otro, es por eso que está asociada a la fidelidad conyugal. De acuerdo a la mitología yoruba, se dice que habita o ronda los cementerios, junto con otras dos deidades: Oya y Yewá.
Obba tiene como misión la custodia de las tumbas, mientras que Yewá tiene una labor de protección de los cuerpos, ya que, según las historias de este culto religioso habita en los cadáveres de las personas. Para su representación, normalmente se le identifica con un vestido morado o lila, y de cabeza tapada con una tela del mismo color.
De la misma forma, el día de la semana que se le tiene reservado es el miércoles, su número es el 7 o cualquiera de sus múltiplos y se sincretiza con la imagen de Santa Catalina y Santa Rita de Casia. El día de su celebración es el 25 de noviembre y el 22 de mayo.
Familia de Obba
De acuerdo a la mitología Yoruba, Obba es hijo de Obbatalá y Yembo. Obbatalá es una de las deidades más importantes dentro de la religión yoruba, ya que es un orisha mayor, responsable de haber creado la tierra y de haber esculpido a la raza humana. Es hijo de Olofin y Olodumare, y bajo su amparo están los pensamientos y sueños de los seres humanos.
Yembo, por su parte, es una deidad femenina y orisha del mar, y es considerada como la primera Yemayá. De la unión de estos dos orishas, nacieron Obba, Oyá y Yewá, con quienes completa una trilogía que, según estas creencias, habitan los cementerios, pero cumpliendo un rol distinto, varios de los cuales ya han sido abordados en párrafos anteriores.
Se dice que tuvo amoríos con Shangó, con quien se casó y, además, juró lealtad absoluta y fidelidad, sacrificándose por el amor que sentía hacia Shangó. Algunas historias, refieren además que tuvo una serie de encuentros amorosos con Oggún, único orisha masculino que, como se explicó anteriormente, fue capaz de vencerla y de quien, se dice, aprendió varias técnicas útiles para la batalla.
Deidades que trabajan con Obba
Las deidades que trabajan junto a Obba poseen unas características muy particulares, pero que resultan ser similares a la de aquella. La deidades femeninas tienen un carácter predominantemente valeroso y se distinguen por ser extremadamente celosas, por lo que igualmente se les define por sus marcadas y particulares relaciones amorosas de corte complejo y doloroso.
Obba, además de habitar los cementerios y cuidar las tumbas de los difuntos, lo hace también en las casas de aquellas personas que le siguen, y se hace presente a través de un receptáculo – un objeto determinado que, de acuerdo a este tipo de creencias, a través del cual se hace presente la deidad – que en el caso de Obba está conformado por un plato de sopa o sopera de color rosado, lila o morado con patrón de flores o con flores.
En el caso que una persona desee trabajar con Obba, deben haberse recibidos en primer lugar a los orishas guerreros y durante su proceso o ritual de coronación, son recibidos Oggún, Oke, Yemayá y Elegguá.
Patakies
Los patakies son una serie de leyendas e historias relacionadas, normalmente, son los orishas, a través de los cuales, este tipo de cultos religiosos, intentan explicar el origen de estas deidades. En definitiva, se trata de un grupo de leyendas o mitos que van siendo transmitidos de generación en generación.
Cada deidad puede tener uno o varios patakies y, normalmente, pueden encontrarse ciertos patrones repetidos en cada uno de ellos, especialmente relacionados con el carácter y los poderes de la deidad de que se trate. En este orden de ideas, en esta sección serán abordados algunos de los patakies que existen sobre Obba, y al final se explicarán cuáles son esos patrones comunes.
El primer patakí que pudo ser consultado para la elaboración de este artículo cuenta que Obba era la esposa de Shangó, que como se sabe era un rey guerrero. Obba, como una amante abnegada, fiel y obediente, se entregó totalmente a aquel, complaciéndole en todo lo que podía y se dedicaba especialmente a prepararle de comer. (Ver artículo: Orishas guerreros)
No obstante, sigue relatando este patakí, que la relación entre Shangó y Obba despertó la envidia de su hermana Oyá, sentimiento que la llevó a planear y orquestar una venganza contra Obba. Estrechando los lazos entre ambas, Oyá le enseñaba a su hermana la forma de preparar ciertos platos y guisos para agradar aún más a su esposo, hasta que un día le tendió una trampa, convenciéndola que a Shangó le encantaban las orejas.
El engaño funcionó de tal modo, que Obba llegó al punto de cortarse su propia oreja, para prepararla en un plato con harina de maíz, que le serviría posteriormente a su esposo. Una vez enterado del asunto, y al ver el estado en el que su mujer había quedado luego de la mutilación auto-infligida, Shangó la repudió, sin antes aclararle que a pesar de ese repudio, Obba seguía siendo su legítima esposa.
El estado de depresión fue de tal magnitud, que Obba corrió a refugiarse con su padre Obbatalá, para ocultar sus penas y vergüenzas. La historia relata además, que lloró tanto que con sus lágrimas se formaron lagunas y lagos, hecho que pudiera explicar la razón por la cual se le relaciona con este tipo de cuerpos de agua dulce.
Posterior a esos acontecimiento, y debido a su encuentro con Babá, obtuvo el permiso para vivir con los muertos, custodiando las tumbas en los cementerios, lugar en el cual no recibiría más humillaciones y nadie podría molestarla. Desde ese entonces, se dice que lleva careta, con la finalidad de ocultar su mutilación, no danza y no suele bajar para estar en contacto con sus seguidores.
Un segunda historia o patakí, narra que Obba era una de las tantas mujeres que tenía Shangó, siendo una de sus preferidas Ochún o Oshun, a quien Obba le preguntó cuál era el secreto para poder retener y llamar la atención del ser amado, en este caso, Shangó. Oshum, atendiendo a su inquietud, le manifestó que el camino al amor y la atención de los hombres, pasaba por su estómago, es decir, a través de la comida.
Para ello, había que enfocarse en cuales era los platos preferidos del ser amado, en el caso del patakí objeto de estos comentarios, era Shangó. Oshum le enseñó a Obba a preparar algunos de los platos preferidos por Shangó, y en una de las tantas lecciones de cocina, Obba fijó su mirada en dos ingredientes que flotaban en una de las sopas que eran preparadas, y le preguntó a Oshum que eran, a lo cual ésta contestó que se trataban de sus orejas, uno de los platos preferidos por su amor.
Varios días después, e imitando el proceso que realizó Oshun, Obba comenzó a cocinar una sopa, utilizando para ellos los mismos ingredientes que la que Oshum había preparado. En consecuencia, Obba se cortó una de sus orejas, para incluirla en la mezcla que, una vez terminada, fue ofrecida a Shangó.
Aquel, luego de haber visto el estado de mutilación en el que había quedado Obba, la rechazó completamente, sin comprender aquel gesto de sacrificio que había hecho como muestra de su infinito amor. La tristeza se apoderó de Obba y su llanto permitió que se formaran lagunas y lagos, se aisló completamente del mundo para ocultar su tristeza y vergüenza, instalándose en el cementerio donde funge como guardiana de tumbas.
Un tercer patakí, y que resulta una especie de variación del primero aquí narrado, cuenta que el progenitor de Obba, viendo que había llegado el momento, le comentó a su hija que debía comenzar a buscar un marido, para, según su opinión, encaminar su vida, poniendo en práctica todo lo que había aprendido y buscando ser feliz por el resto de sus días.
Tiempo después Shangó y Obba se conocieron, y según esta historia, la atracción fue casi instantánea, generando un amor profundo, especialmente en ella, quien desde ese momento decidió que iba a entregarse totalmente a aquel sentimiento por Shangó.
Shangó, tenía la certeza que, junto con aquella mujer, su reino iba a ser mucho más poderoso, puesto que poseía un carácter fuerte y decidido.
Al principio de la relación, todo era perfecto, Shangó, un hombre famoso por ser mujeriego, se dedicó en exclusiva a su amada esposa, se dice que, entre muchos de sus amoríos, mantuvo una relación con la hermana de Obba, llamada Oyá, pero el matrimonio hizo que Shangó cortara igualmente cualquier vínculo con la hermana de su esposa.
Obba dedicaba todas las mañanas a bajar al río para encontrarse con Oshun, y ambas conversaban por largo ratos sobre cualquier tema de interés, mientras tomaban baños en las aguas del río. Oyá, por su parte, vigilaba todos los movimientos de su hermana, lo que fue generando en ella un sentimiento de odio y envidia hacia su hermana.
Oyá no soportaba el hecho que su hermana, de una belleza superior a la suya, logró conquistar y amarrar el corazón de Shangó, sin utilizar ningún tipo de hechizo o encanto adicional. Durante mucho tiempo, estuvo ideando la forma de reconquistar el corazón de Shangó, cuyo recuerdo la atormentaba y no la dejaba dormir en paz, las ganas de volver con él eran un sentimiento inaguantable y debía buscarle solución.
Después de muchas maquinaciones, planes y horas sin dormir, una noche mientras dormía bajo un árbol, encontró la que sería su solución y le embargó una sensación de tranquilidad, que le permitiría dormir bien por primera vez en mucho tiempo, ya sabía como iba a consumar su venganza.
A la mañana siguiente, decidió unirse a Obba y Oshun en su tradicional encuentro matinal, con la firme intención de ganarse la total confianza de su hermana, quien por su noble carácter nunca pudo darse cuenta de las verdaderas intenciones de su hermana. Oshun, por su parte, no se convencía de la actitud de Oyá y muchas veces intentó advertirle a Obba sobre esto, pero ésta no hizo caso a sus palabras. (Ver: Ofrendas a Oshun)
Mientras pasaban los días, Oyá compartía con Obba algunas recetas de cocina que eran del agrado de Shangó, y su hermana, como amante abnegada, se dedicaba a prepararlas para su amoroso marido. Un buen día, Obba le comenta a Oyá que sus provisiones estaban bajas, y que solo contaba con harina de maíz, Oyá, lo calmó diciendole que no se preocupara.
En ese momento, Oyá le comentó que podía preparar un plato que ella misma le había preparado a Shangó una vez, para ello – y aquí es donde se asemeja esta historia a la primera que se ha narrado al inicio de este capítulo – debía cortarse las orejas, prepararlas con las harina de maíz y sazonarlas con cualquier hierba que pudiera encontrar.
Obba, luego de haber escuchado aquella extraña receta, se sintió desconcertada, pero el infinito amor que sentía por Shangó y sus ganas extremas de complacerlo, le hicieron decidirse por preparar aquella receta que le había explicado su hermana.
Obba preparó la mesa, la decoró de una forma especial y esperó a la llegada de su marido; cuando hizo su aparición, Shangó comentó lo hambriento que se encontraba y Obba se dispuso a servirle el plato que había preparado, un caldo de maíz con, el ingrediente especial, sus orejas.
Shangó comió aquel plato con satisfacción, disfrutándolo a plenitud, aunque no pudo evitar mirar desconcertado a su esposa, quien llevaba un pañuelo cubriendo sus orejas, un accesorio que nunca había utilizado antes, puesto que a Shangó le agradaban las trenzas largas y sedosas que se tejía Obba en el cabello.
Obba, a pedido de su marido, se quitó el paño de la cabeza y reveló así el horror que había cometido. Shangó se enfureció, no podía concebir como aquella mujer fuera capaz de arruinar su extraordinaria belleza con semejante mutilación. La repudió, pero le comunicó que siempre guardaría un lugar especial y que siempre sería su esposa.
En ese momento, Obba abrió los ojos, y comprendió que aquella receta dada por su hermana, sólo tenía la intención de causar el malestar en Shangó y lograr que se separaran. Un sentimiento de tristeza profunda e infinita se apoderó de ella, la vergüenza la embargaba y mientras caminaba a su palacio, su llanto iba formando a su paso un río caudaloso.
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A pesar de penuria, buscó refugio en su padre, Obbatalá, quien pudo constatar el estado en el que se encontraba su querida hija y la traición nefasta que había sufrido de manos de su hermana. Obba le pidió a su padre que le permitiera irse a un lugar donde más nadie pudiera verla nunca, su experiencia con la traición le había decepcionado enormemente. Quería vivir entre los espíritus, porque de ellos nunca recibiría ningún daño.
Obbatalá le concedió el deseo a su hija, y de esa forma esta se marchó al mundo de los muertos, dejando a Osun como su única vinculación con el mundo material y única autorizada a comunicarse con ella. Antes de su partida, Obbatalá le entregó un puñal de acero, una empuñadura que estaba armoniosamente decorada con oro, plata y otras piedras preciosas.
Además de aquel puñal, Obba recibió de su padre una especie de escudo, una brújula y una embarcación para desplazarse por donde quisiera. De la misma forma, llevó consigo, una careta para esconder sus mutilaciones, un libro como símbolo de todos los conocimientos que adquirió desde su nacimiento.
Como se observa, las tres historias narradas en esta sección, tienen características comunes que definen el carácter y la forma de ser de esta deidad de la mitología yoruba. Obba es reflejo del amor incondicional y fiel, de dedicación y abnegación, representa además la ingenuidad y la bondad, valores o características que se ven reflejadas en cada una de las tres historias descritas anteriormente.
Todo sobre Obba Nani
De acuerdo a varias fuentes consultadas para este trabajo, Obba Nani es una de las formas de designar a Obba, razón por la cual referimos al lector a las líneas anteriores para conocer quién es Obba. No obstante, en esta sección, serán aportados algunos datos adicionales sobre esta deidad yoruba.
Como ya ha quedado suficientemente explicado, Obba u Obba Nani, es un orisha, que además de ser relacionada con el amor y la fidelidad conyugal, se le asocia con el hogar. De acuerdo a la mitología yoruba, Obba fue, como ya se explicó, la primera esposa de Shangó, también conocido como Chango.
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Durante el tiempo que duró su relación, Obba se dedicó a ciudar del castillo donde la pareja habitaba y accedía a todos los pedimentos que su esposo le hacía. Además, se dice que fue la encargada de enseñarle a otros orishas a leer y escribir, debido a su paciencia y don para la enseñanza.
Debido a su predisposición a las labores del hogar y el infinito amor que sentía por su esposo, amaba todo aquello que tenía color y flores, ya que asociaba estas dos cosas a la noción y sensación de hogar. Dentro de la mitología yoruba, se le describe como un ser dulce y amoroso, pero que cuando es provocada, puede llegar a ser muy peligrosa, debido a sus excelsas habilidades para la batalla.
Tenía muchas habilidades en la cocina, por eso su receptáculo es una sopera, y durante su relación con Shangó vivió de forma plácida, hasta que recibió la traición de su hermana y que ya fuera descrita en párrafos anteriores.
Ofrendas dedicadas
Como es sabido, toda la religión yoruba y los cultos que de ella se han derivado, tienen dentro de su sistema de adoración a sus dioses y deidades, la presentación de ofrendas para el agrado de aquellos. El tipo de ofrenda variará dependiendo del ritual que se esté desarrollando y las características particulares del espíritu o deidad que se esté invocando.
Las ofrendas, como se explicó anteriormente, están destinadas a agradar las entidades que forman parte de la religión yoruba, como una muestra de agradecimiento a su protección e intervención. Obba no es la excepción a esta constante, y a ella normalmente se le hacen algunas ofrendas.
No obstante, cabe advertir que de acuerdo a los materiales y textos consultados para este artículo, Obba no suele hacerse presente o “bajar” como lo hacen otras deidades de la mitología yoruba, puede deberse a la forma en la cual vivió sus últimos días de vida, producto de la traición sufrida a manos de su hermana.
Sin embargo, entre las ofrendas que se le hacen a esta orisha, están el ñame crudo y usualmente también se ofrece el sacrificio de algunos animales determinados, tales como el chivo, la paloma y la gallina. Como muchas otras deidades de este culto religioso, tiene objetos de poder y destaca entre ellos cinco brazaletes de oro, que también son utilizados para adoran a oshun.
Usualmente, y en ciertos cultos religioso derivados de la religión yoruba, la adoración a Obba, lleva a las personas a usar unas prendas conocidas como Elekes, que no son más que una especie de collares y pulseras. Para su elaboración, se utilizan cuentas de los siguientes colores: rosado, negro, amarillo y lila o morado.
Oraciones que se le hacen
En los diversos rituales en los que se invoca a Obba, se le dirigen diferentes oraciones, dependiendo del favor que se le solicita. En este sentido, y debido a su concepción como deidad relacionada con el amor y la fidelidad conyugal, normalmente las personas acuden a ella cuando se encuentran en alguna crisis matrimonial y de pareja.
Adicionalmente, las personas suelen dirigirle oraciones para lograr superar las crisis amorosas que se viven luego de alguna ruptura o, incluso, para lograr atraer a esa persona especial. En definitiva, así como a otros orishas y deidades de la mitología yoruba y sus cultos derivados, Obba tiene un conjunto de oraciones que, junto con las ofrendas y bailes, suelen conformar los diversos rituales en donde se solicita su intervención.
Actualizado el 16 abril, 2024