El Mohán, lo que no sabías sobre este roba mujeres

El Mohán fue un sugestivo brujo de la cultura colombiana, que con sus artimañas provocaba las tormentas y los eclipses, ya que con su profundos ojos color negro azabache propiciaba la lluvia para regar los cultivos; además tenía el don de saber lo más oculto de los espíritus, así como el privilegio de sanar a los enfermos. Les invitamos a conocer en este artículo a este personaje que podía transformarse en un hermoso jaguar que recorría todos los lugares donde existía agua, repele las deidades maléficas, y hasta rapta las muchachas y mujeres bonitas.

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¿Quién es El Mohán?

El Mohán se refiere a un protagonista de la cultura colombiana, al que describen como un hombre que se dedicaba a las hechicerías, quien se adelantó en el tiempo antes de que arribaran los españoles a Colombia, esta razón lo llevó a que se resguardara en las montañas, lo que lo convirtió en una deidad de los afluentes de agua.

El Mohán es representado como un hombre con un cuerpo de estructura fuerte, que posee una frondosa melena despeinada, descuidada y andrajosa, la que usa para cobijar su cuerpo. Posee uñas largas y puntiagudas, sus ojos son de color negro azabache brillante con una mirada penetrante, su piel luce con un color renegrido, como si estuviera quemado por el Sol, tiene una boca gigante y sus dientes son forrados con el precioso metal de oro.

El aspecto del Mohán es parecida a un indígena anciano de aspecto descuidado, con un cuerpo fuerte, al observarlo da la sensación que su cuerpo está cubierto de moho. Lo llaman el espíritu que protege las aguas de los afluentes, le gusta habitar en los lugares donde hay oscuridad, sobretodo en ríos, quebradas y lagunas. Siempre se resuena un chifle que lo caracteriza porque su sonido se percibe y hace eco en todas las montañas. A este personaje le gusta fumar tabaco, compone las atarrayas de los pescadores, también le agrada cantar y tocar un instrumento musical típico de la región conocida como tiple.

El Mohán tiene un carácter alegre, a veces es deshonesto, noctámbulo, le llama la atención ser aventurero, músico, es mujeriego, le atraen las mujeres jóvenes y es muy enamoradizo, por lo que suele ser sociable, le encanta dar regalos y ofrece serenatas. Igualmente, puede llegar a ser traidor y desconfiado, le fascina perseguir a las jóvenes bonitas y llamativas, que luego las hipnotiza con sus hazañas y el tabaco, es tramposo y hasta se comporta inhumanamente.

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En vista que habita en los ríos, lagunas y otros lugares donde haya agua, le encanta husmear a las jóvenes y a las mujeres lavanderas sobretodo si son bonitas, y cuando se están bañando en estos sitios, corre a raptarlas y las arrastra hacia las montañas. Su alimentación preferida es la carne humana, se roba a los infantes para absorber su sangre y después los prepara como carne asada y se alimenta con de su carne. (Ver artículo: Elfos de sangre)

Los señores de la zona que viven de la pesca protestan de su presencia porque les trata de hundir sus barcos, para robarles los mejores peces, les espanta estos, les asalta las carnadas y los anzuelos que llevan en las embarcaciones, también tiene la habilidad de enmarañar las redes de pesca, y ha tenido la osadía de ahogar a algunos de los pescadores, sobretodo aquellos que se encuentran a las orillas del río Magdalena; se le atribuye a El Mohán ser el causante del fallecimiento de los que se encuentran ahogados en los afluentes que están en las selvas.

Este hombre es conocido como El Mohán por poseer un espíritu de hechicero; éste se enteró, durante una noche oscura, de tormentas e inundaciones que llegarían a ese país los nombrados ibéricos. Percibió la iniquidad y las migajas propiciadas por la Conquista de estos españoles, lo que posiblemente lo llevó a eternizar la memoria de los ancestros, decidió emigrar con las fortunas y riquezas en oro y joyas a la profundidad de las montañas y los ríos; en estos lugares apartados habita con su carácter apesadumbrado conviviendo con las rocas, distante del tiempo

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Mientras tanto, su cabello y uñas van creciendo, sus ojos y mirada caen con la llegada del atardecer y de la noche, lo acompañan sus recitaciones, sus salidas por la noche al compás de las olas del agua, además continúa aún tocando la música junto con su guitarra a la luz de la luna llena.

Existen pueblerinos aterrados que aseguran que lo han visto cuando se baja de una balsa, mientras que entona una canción no conocida por ellos. Este personaje tiene la habilidad de valerse de los vientos de los ríos para transformarse, dar serenatas y disfrutar de sus andanzas por las distintas vendimias de los pueblos, aprovecha la ocasión para adquirir suficiente tabaco, aguardiente y seducir a las muchachas bonitas que le atraen.

Los habitantes de las zonas lo denominan el hechicero del agua, El Mohán ejecuta una gran energía sobre los ríos, controlando las corrientes de las aguas. Por su carácter celoso puede llegar a volcar las embarcaciones y lleva a las víctimas al fondo de las aguas. Los experimentados pescadores y barqueros conocen todas sus andanzas, por lo que de alguna manera sienten temor ante su presencia, y llevan consigo mochilas con gruesos tabacos para ofrecerle por si tuvieran su presencia entre las olas. (Ver artículo: Umita)

Significado de El Mohán

Según los antepasados aborígenes de la cultura colombiana, cuando se refieren a El Mohán es un ser humano que entiende y tiene conocimiento de las distintas plantas, sabe de la medicina cotidiana, posee sabiduría en cuanto a la espiritualidad, conoce cómo interrelacionarse con los demás, sabe cómo comprender y hablar con las entidades espirituales que rodean el medio ambiente y al prójimo. (Ver Artículo: Yurupary)

El Mohán tiene la capacidad de equilibrar las energías entre los seres humanos y la naturaleza en donde habitan, es quien resguarda las aguas en los ríos, riachuelos, lagunas y cualquier otro afluente de agua. Manifiesta que el agua no se debe de intoxicar sobretodo cuando las mujeres lavan en los ríos, afirmando que el agua es ingerida por muchos humanos por lo que no se debe contaminar, más bien se debe de preservar y cuidarla.

El Mohán: el alma primordial de afluentes de agua 

Como para el Mohán el agua es un elemento primordial en la vida de los seres humanos y sobretodo en los habitantes de los lugares donde él aparece, tiene como misión el cuidar y proteger todos los afluentes de agua por donde pasa y está cerca. Es un ser mitológico conocido como el espíritu que ampara el agua, y que tiene la mágica labor de proteger todos los territorios donde hayan ríos o lagunas, espantando espíritus malignos que pueden contaminar el agua. Culturalmente se le hace homenajes con tabacos y aguardiente con lo que se anima para armonizar y mantener la evocación astral de este apreciado líquido como es el agua. (Ver artículo: Hawaiki)

Leyenda de El Mohán

Acerca del personaje conocido como El Mohán existen distintas y variadas leyendas en la cultura colombiana que se ha propagado por todo el país, y sus orígenes están enraizados en los indígenas. En este interesante artículo que nos da a conocer sobre la cultura urbana colombiana, les estaremos narrando llamativas leyendas sobre este señor que no solamente es llamado como El Mohán, sino que también es conocido como El Mojan, Muan y El Poira.

Se trata de un hombre que habita en las montañas, bosques, rocas, playas, ríos, y lagunas, que vive dentro de cuevas y más aún si éstas están contiguas a lugares que contengan agua, su apariencia es como si fuera un gran musgo. Generalmente se observa en cuclillas fumando su exquisitos tabacos.

Su nombre se origina de la palabra emitida con música conocida como “mojas” que los indios Chibchas lo nombraban sus religiosos o hechiceros. Muchos habitantes de los pueblos lo concebían como un espíritu acuático; otras personas le llamaban espíritu perverso que ocasionaba calamidades incomprensibles.

Cuenta la leyenda sobre El Mohán que se caracteriza por poseer un alma justa, que escarmienta los incumplimientos a las reglas y pautas de orden religioso, sanciona a las personas que no les gusta asistir y oír misa y que no respetan el día de descanso y prefieren trabajar, a los que los atrapa y lleva a las herméticas cuevas que tienen una profundidad en los ríos más grandes que pueda encontrar.

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El Mohán es conocido como la más longeva y respetada leyenda de Tolima, donde lo describen como El Poira, con una personalidad muy particular, ya que se dice que sigue a las muchachas bonitas que tengan la edad para contraer nupcias y que apenas estén pasando la pubertad. El Mohán es un hombre de carácter juguetón, muy enamoradizo, mujeriego y secuestrador de mujeres. Su naturaleza es la de asaltar la tranquilidad y la paz a las mujeres jóvenes, que con sus artimañas y astucias las hipnotiza al extremo de embelesarlas para hacerlas de él.

También narra la leyenda que el personaje de El Mohán goza de una gran fuerza y energía que puede aguantar el peso de la luna, y que además se ve embriagado con aguardiente de caña o también toma chicha de maíz fermentada que él mismo elabora. Se dice que El Mohán es amo y dueño de las aguas, por lo que se le atribuye el hecho de adivinador de todas las cosas.

Entre tantas leyendas sobre este famoso personaje de la cultura colombiana, cuentan que en una época existía una lavandera muy hermosa de nombre Chiquinca, a quien El Mohán le gustaba mucho y deseaba enamorarla, la seguía continuamente por todas partes, y sus compañeras atestiguaban que muchas de las veces que la muchacha estaba lavando las prendas de vestir en el río, éste silenciosamente se le aparecía por debajo del agua, le robaba la totuma y el jabón de lavar; hasta que un buen día la joven hermosa desapareció sin dejar muestra alguna. Le atrae por naturaleza raptar las mujeres, más si son muchachas bonitas, cuentan que se caracteriza por ser abusador, pecaminoso y deshonesto.

Narra la leyenda de El Mohán que este personaje vive en una cueva que no es posible localizarla, solamente él conoce el sendero que va hacia ella, a esta cueva lleva todas las víctimas que rapta las introduce dentro de un gigante saco que siempre lleva con él. Cuentan que en la caverna hay mucho metal precioso como oro.

Otros relatos aseguran que este señor mora en un majestuoso palacio, en el fondo de un oasis y que está compuesto con infinitos tesoros, piedras preciosas, joyas y cuenta con enormes salones llenos de luces. El mismo tenía la tarea de vigilar y custodiar, por lo que no contaba con tiempo libre para enamorar a las mujeres. Existen personas que se han aventurado a localizar esta caverna pero ha sido imposible, hasta ahora nadie ha tenido suerte. Muchos mineros se han extraviado tratando de encontrar los tesoros, así como otros que se atreven a rescatar a las bellas muchachas que El Mohán rapta y las hace sus esposas, también cuentan con la suerte que se extravían para siempre.

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Continuamos con las narraciones de llamativas leyendas sobre El Mohán que de alguna manera nos atrapa la curiosidad de este enigmático personaje, y seguimos conociendo sobre sus historias que son contadas de generación en generación.  Cuentan que sus leyendas forman parte de las riquezas folklóricas que rodean el Gran Tolima, como es la figura de El Mohán o El Poira, de quien se desarrolló la historia en las poblaciones cercanas al Río de la gran Magdalena, los oriundos y nativos lo mencionaban como El Tigre Mono.

Según contaban los ancestros, es un individuo con apariencia humana pero al mismo tiempo su aspecto es de un animal feroz, envuelto en andrajosos trapos como musgos, y según su colosal cuerpo está forrado con un exuberante pelaje, sus manos son enormes y las uñas se parecen a las garras de las águilas, con la que pudiera despellejar un venado, su cabeza está cubierta de una cabellera descuidada, su mirada puede ser paralizante, infunde miedo a quienes lo ven, porque hasta su olor y aliento es similar al azufre.

Cuenta la leyenda que había una señora llamada Secundina Monroy Gualtero, a la que apodaban como “La Vieja Satu”, quien narra que en una oportunidad cuando eran tan sólo unas niñas, junto con su hermana gemela, disfrutaban bañándose en el río, y de repente se dan cuenta que el agua comienza a subir, y mientras crecía el agua se volvía caliente,luego, vieron de repente que emergió del centro del río un fuerte chorro de agua, y para sorpresa cuando miraron El Mohán estaba parado y firme con su gran presencia, similar a un Sol incandescente que encandilaba: cuando lo vieron, el susto fue tan grande que salieron corriendo despavoridas para su casa.

Una vez que llegaron  a la casa, la madre se dio cuenta que las niñas estaban muy aterrorizadas y pálidas, por lo que les preguntó enseguida qué les había sucedido o qué habían visto; las hermanas no podían pronunciar palabra debido a que estaban tartamudas del susto, al poder articular palabras le contaron lo que habían visto, La madre abrazó a las jovencitas, buscó su camándula y empezaron a rezar el Santo Rosario, según su creencia con esto espantaban El Mohán, porque lo que buscaba era raptarlas por su natural belleza, y quizás más nunca las volverían a ver.

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Los ancianos que aún recuerdan la leyenda de El Mohàn y que viven en el sur tolimense narran un sinfín de cuentos que envuelven este personaje, aseguran que lo visualizaban muchas veces en las quebradas, riachuelos, ríos cercanos. El conocido maestro historiador de la cultura colombiana, Bernardo Sànchez, a quien apodan como “Berna” es un hombre que proviene de Aipe Huila, y antes de llegar a la ancianidad contaba cuentos sobre el Tolima Grande, unas eran su propias experiencias, y otras que le habían contado, pero lo que relataba era creíble sobre este personaje, quien lo describía como juguetón con los pescadores, ladrón de carnadas, enredaba las redes, pero en el caso que se hiciera amigo los ayuda en sus labores.

Continuando con las leyendas atrayentes de este personaje sobre el rapto de las muchachas que le gustaban, existe el caso cuando una joven hermosa que había perdido la vida ahogada en un lugar conocido como “Puerto de los Encantos”, y que según los pescadores del pueblo decían que su cuerpo lo había sacado a las orillas del lugar el mismo Mohán.

La jovencita con apenas 16 años de edad, intentó salvar a un perrito que se estaba ahogando en el río, y ella fue sujetada fuertemente de las manos de su madre, cuando de repente una corriente fuerte de agua la arrancó de las manos y desapareció sin explicación alguna. A raíz de la desaparición de la muchacha comenzó una intensa búsqueda por parte de las autoridades y los pobladores del lugar para hallarla, sin lograr conseguirla. Luego más tarde al pasar justamente dieciséis días, los pescadores observaron que en una isla cercana rodeada de plantas con lindas flores, se encontraba el cadáver de la joven, envuelto en unas espigadas garzas morenas; éste no presentaba señales de maltrato. De acuerdo a testimonios de oriundos del lugar y conocedores, cuando la encontraron, su apariencia lucía  radiante y hermosa.

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Según las creencias de los pobladores manifestaban que El Mohán había raptado a la bella jovencita y se la llevó al reino que posee en las profundidades de las aguas, y que algún motivo del espíritu de las aguas lo condujo a que devolviera el cuerpo fresco y reluciente, no hallaban cómo interpretar ese milagro; al igual que lo hacía con otras víctimas que participan en los infinitos cuentos de la leyenda colombiana.

Los pescadores para repeler la presencia de El Mohán usan en sus redes y atarrayas plomadas de cobre, así como deciden navegar con la corriente hacia arriba, y como ya conocen que es un empedernido fumador de tabaco, le colocan gruesos tabacos en los peñaderos y orillas de los ríos.

A causa de las tupidas vegetaciones y la oscuridad de las montañas y ríos, es posible el origen de la imaginación que describe figuras de hombres o fantasmas. Las aventuras y hazañas de este personaje llamado El Mohán así como El Poira, surge en esta mitología urbana como su verdadera personalidad, y que sin duda no se puede poner en tela de juicio su existencia en los cuentos que narran muchos pueblerinos de las zonas que llegan a pensar y creer como auténticas.

https://youtu.be/mXfOP2umBmw

El Mohán según cada provincia colombiana

El personaje de El Mohán presenta variadas y típicas características de acuerdo a cada región del país natal, a saber:

Córdoba

El Mohán se refiere a una colina que se encuentra ubicada en el municipio Momil de Colombia, a la laguna grande que existía en la época precolombina que sus orillas eran pobladas por sinúes, la cultura que se señala con vida, personalidad auténtica y con poderes sobrenaturales, y que además en este lugar se hallaron varios objetos elaborados en barro; de lo que provienen las siguientes frases: “pero el gran Mohán no me deja”.

Cundinamarca

En este lugar, el personaje de El Mohán es representado como un espiritista que previó el arribo de los españoles, por lo que se albergó en una montaña, y a partir de ese momento le comenzó a crecer el cabello y las uñas y su aspecto comenzó a presentar cambios.

En la región de Cundinamarca es figurado como un hombre de gran tamaño, de ojos relucientes de color rojo, su boca es grande, y dientes bañados en oro y su piel luce como tostada, es  además un gran empedernido fumador de tabaco. En este lugar lo describen como un hombre que tiene una inmensa barba tupida, y su apariencia atemoriza a quienes lo ven. También aseguran que para este personaje las cuevas de oro representan un símbolo sagrado debido a que vive dentro de ellas, y las considera su hogar y su amparo.

El Mohán es conocido en el municipio La Mesa, como el propio Juan Díaz, que es dueño de las tierras, representa el espíritu de las aguas, ríos, quebradas, laguna, y riachuelos.

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Tolima

El Mohán, en esta zona, es visto como un caballero de tez oscura, con cabellos largos y excesivos también de tono oscuro, que se asemeja como si fuera un animal parecido a un oso negro. En varios municipios lo simbolizan como un hombre de estatura pequeña, con grandes músculos y con ojos que miran pícaramente. Su carácter es de una persona ermitaña, escurridizo, traidor y celoso con los peces que se dan en esas tierras.

Existen otros lugares, aparte de los ya descritos, donde las opiniones de los habitantes son distintas, en la región del sur de Magdalena ubicada entre los ríos Patá y Saldaña -que tiene corrientes de aguas como quebradas y varias lagunas como las de Natagaima, Prado y Coyaima hasta llegar al Hilarco, que limita con Purificación-, los pueblerinos sienten un terror único porque se hace ver como un animal feroz de color negro, con ojos que emanan luz como centellas, es traidor y desconfiado. Este personaje en estos lugares se presentaba como un fantasma que trasmitía la creencia a los habitantes que traía malos augurios, como lluvias torrenciales que llegarían a inundar los lugares, terremotos y hasta pestes.

Igualmente, en la región central de Magdalena que es desde Hilarco, en Purificación hasta llegar a Guataquisito en Coello, su presencia es distinta. En estos lugares se manifestaba como un individuo de tamaño gigante, de ojos despiertos y rojizos, boca grande con dientes forrados en oro, con su gran melena y barba de color rojo, su misión era hacerse ver como un hombre alegre, agradable con la gente, le fascinaba regalar y dar serenatas a las muchachas.

En otras tierras conocidas como La Jabonera, La Rumbosa y El Cachimbo, se mostraba como un hombre millonario, usando en todos los dedos de las manos anillos de oro, en su cuello colgaban enormes cadenas de oro, con lo que seducía y perseguía a las lavanderas que iban a lavar las ropas al río. Los campesinos y pescadores de estos lugares afirmaban que se dejaba ver disfrutando en la playa, pescaba, cocinaba y hasta se peinaba.

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Entre los pueblos de Guataquisito y Honda, también se dejaba ver, y su presencia era amigable, a veces se mostraba como un hombre de tamaño pequeño, de fuertes músculos, ojos de mirada vivaz, le buscaba conversación a los demás, hacía sus compras en los mercados, le gustaba festejar con los dueños de las mercancías; para luego esfumarse sin dejar rastro alguno.

También en los pueblos de Guamo, Méndez, Chimbimbe, Mojabobos, Bocas de Río Recio, Caracolí y Arrancaplumas, se presentaba como un hombre trabajador que reparaba las herramientas de los pescadores, fumaba tabaco, cantaba y tocaba el tiple alegremente. Por las noches cuando había tempestades se deja ver pescando, y ríe fuertemente.

Actualizado el 18 octubre, 2018