El hombre caimán, lo que no sabías sobre este espía

En este interesante artículo, vamos a conocer sobre un personaje muy particular de la cultura colombiana conocido como el hombre caimán, que se trataba de un hombre con gran vigor masculino porque se sentía libidinoso, a quien le fascinaba ir al rió Magdalena a curiosear a las mujeres inocentes cuando se bañaban desnudas, mientras que él se escondía dentro de los matorrales para que no lo descubrieran; hay quienes aseguran que la realidad era que buscaba dentro de todas las mujeres a una joven de quien estaba enamorado y no le correspondía el amor.

El Hombre Caimán 1

¿Quién es el hombre Caimán?

Existía un hombre que se deleitaba de espiar a las mujeres que se bañaban y disfrutaban del agua en el río Magdalena. Como este personaje era tan pícaro quería pasar como incógnito y así tener la facilidad de husmearlas con discreción, un buen día pensó que podría transformarse en un reptil, lo que lo llevó a visitar a un hechicero para que le preparara pócimas especiales para estos casos, y con lo que le sería más fácil pasar inadvertido y admirar la belleza que poseían las mujeres que se bañaban o lavaban en el río, sin poder ser descubierto por ninguna de ellas.

El hombre fue a casa del hechicero convencido de lo que le solicitaba, el brujo decide preparar dos pócimas para que las tomara y le da las indicaciones: un elixir es de color rojo que tenía el poder de transformarlo en el reptil caimán, y el otro elixir era de color blanco con el cual volvería a su forma humana, ambos contenidos estaban dentro de unos frascos de vidrios pequeños y delicados que se debían de manejar con sumo cuidado. El ambicioso y espía hombre sale de donde el brujo, junto con un amigo que lo acompañó, porque a pesar de todo no quería ir solo al sitio del hechicero. (Ver articulo: El Mohán)

El Hombre Caimán 2

Sin hacerse esperar y desesperado en convertirse en caimán se dirige con rapidez al río Magdalena en compañía de su amigo, quien le llevaba y aguantaba los frascos con las pócimas, procede de inmediato a ingerir el elixir de color rojo para que lo transformara, y así  fue, su amigo vio que se volvió un caimán y se sorprendió y al mismo tiempo hasta se asustó; de la impresión se le resbaló de la mano el frasquito con el elixir de color blanco que debería de tomar para volver a su estado natural, volviéndose añicos en el piso, sin embargo al hombre le salpicaron unas gotas de éste, por lo que quedó mitad ser humano y la otra mitad del reptil conocido como caimán.

A partir de este momento y por el hecho ocurrido, todas las mujeres del pueblo y zonas cercanas que frecuentaban asistir al río, no volvieron a bañarse ni a lavar ropa por el temor que les ocasionaba que las fuera a atrapar el hombre caimán.

¿A qué región pertenece el hombre caimán?

La historia del hombre caimán se desarrolla en la población ribereña conocida como Villa Concepción de la Plata, ubicada en la costa caribeña colombiana. En esta localidad Plato se festeja todos los años el Festival en honor al Hombre Caimán, quien era conocido por su agrado de asistir al río Magdalena a observar a las mujeres desnudas bañándose y disfrutando de la fresca agua.

El Brujo

Al hombre que vivía en el pueblo de Plato y que sentía tantos deseos de observar a las mujeres en el agua del río bañándose, le comentaron que existía un brujo especialista en preparar mágicas pócimas que podrían convertirlo en un animal, y éste con su anhelo de lograr su objetivo, se dirige a la Alta Guajira donde vivía el señor hechicero, y sin perder tiempo alguno le recomienda las pócimas que el prepara y que con eso se convertiría en un humilde caimán que pasaría desapercibido, con lo que gozaría viendo a las mujeres sin que fuera descubierto por ellas.

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El hábil y audaz hombre ingería las pócimas con lo que se transformaba en caimán y disfrutaba espiando a las inocentes mujeres bañándose en el río, esto ocurrió durante un largo tiempo, hasta que el amigo que siempre lo acompañaba no pudo asistir con él ese día, y tuvo que invitar a otro amigo que tenía la labor de sostenerle los frágiles frascos con las pócimas, y éste, al ingerir la pócima roja se convirtió en caimán, y como el amigo estaba tan cerca de él y nunca había visto su proceso de conversión, se asombró y sin querer se le desprendió de su mano el frasco con la pócima blanca, el elixir que tenía la magia que lo devolvía como un hombre normal, sin embargo, algunas gotas le salpicaron a la cabeza del hombre por lo que quedó en ese momento mitad hombre y mitad caimán. Sus amigos desesperados por lo que había pasado con el elixir mágico, se dirigen a buscar al brujo para que le prepara otra pócima igual, pero no tuvieron suerte porque el señor hechicero había muerto y se había llevado el secreto de preparar las pócimas mágicas.

Leyenda

Esta llamativa e interesante leyenda se desarrolla en la población de Plato, hoy en día la historia personaliza a los nativos en este municipio, es como un libro abierto, tanto para ilustradores, estudiantes, y para los turistas que tienen el agrado de visitar diariamente las exposiciones existentes en el Museo de Oro Tayrona y la famosa Casa de la Aduana en la ciudad de Santa Marta Colombia. El nacimiento de esta gran obra fue llevada por los miembros de la Fundación Festival del Hombre Caimán, formada por su presidente Consuelo Camargo Escorcia, Néstor Camargo Molina y la señora Leda Cañas, al igual que se contó con la colaboración del Banco de la República y la subgerente de cultura de profesión arqueóloga la señora Alejandra Garcés Vargas.

Las narraciones del hombre caimán es una de las más interesantes de la cultura ribereña, que relata el mito de un caballero que se transformó en caimán, para fijarse en las mujeres que se bañaban desnudas dentro del agua del río. En el municipio Plato, lugar donde nace la leyenda, cada semana del mes de diciembre se celebra el Festival del Hombre Caimán con bailes, teatros, deportes acuáticas alusivas a este personaje.

Primera versión

El curioso hombre caimán es una leyenda que se origina en la costa norte de Colombia, y hasta cuenta con una famosa canción conocida por muchos titulada “Se va el Caimán”. La leyenda del hombre caimán, igualmente tiene distintas y variadas historias contadas por los habitantes de la zona donde se conocía el famoso personaje.

Entre sus leyendas, se cuenta que existía un hombre alegre y muy ocurrente, su trabajo era comercializar distintos productos como los alimentos, frutas frescas y hermosas, por lo que siempre andaba viajando por todos los pueblos entre Pinillos y Magangué a ofrecer y vender su mercancía.

Un buen día, este hombre de carácter y personalidad graciosa se encontraba en un negocio ofreciendo su mercancía a alta voz, cuando de repente pasó por el lugar una hermosa morena y el hombre de inmediato se le acercó para hablarle, este encuentro entre ambos tuvo como resultado una poderosa simpatía y seducción y quedaron prendados el uno del otro. La hermosa mulata de nombre Roque Lina, resultó ser la primogénita de un comerciante de arroz muy conocido y de mal carácter, que era desconfiado y rígido por lo que custodiaba sin cansancio las andanzas de su bella y querida hija. Contaba con la ayuda de sus hijos que hacían el papel de guachimán en secreto de la hermosa muchacha, quienes observaron la atracción que sentía por el hombre vendedor, le cuentan de inmediato a su padre de lo que estaba sucediendo con su hermana.

El padre de esta hermosa joven, ya conocía quien era el hombre que le ofrecía y vendía productos en estos lugares, y no le tenía muy buena estima, por lo que no aceptaba al hombre cuando lo veía acompañando a su hija, la joven no le prestaba atención a lo que el padre le decía, y se iba con otras muchachas a bañarse y disfrutar en el río; y éste tenía en el centro un remolino por lo que los hombres sólo usaban una de las orillas del río para bañarse y las mujeres se bañaban en la otra orilla del mismo río.

El Hombre Caimán 4

Cuenta la leyenda que el vendedor tenía la habilidad de transformarse en caimán, comiendo suficiente granos de arroz, se introducía al agua poco a poco, y su cuerpo se encogía, sus brazos se acurrucaban en pequeñas patas, sus piernas se juntaban con su enérgica cola, y cada grano de arroz que se había engullido se convertían en una fila de dientes filosos, hasta quedar transformado en un caimán con gran experiencia de nadador. Esto le permitía atravesar ágilmente el remolino con fuertes salpicaduras y lograba estar en compañía de su amada mulata Roque Lina, que lo esperaba deseosa para nadar y descubrir en su compañía los fondos ocultos del río; hasta que llegó un día que el padre de la muchacha se enteró de lo que estaba haciendo la pareja, y organizó un perímetro para poder engancharlo.

Planificaron el día exacto para agarrar al hombre vendedor y cuando fueron en su búsqueda, éste se encontraba en el pueblo de lo más tranquilo ingiriendo una copa de licor, cuando se da cuenta que el padre de la joven lo buscaba afanosamente, se transforma en un caimán y de inmediato se zambulle al río, ahí mismo se tragó el arroz que tenían los pescadores en la embarcación, y agarró a su amada enamorada que estaba dormida; procedió a subirla encima de su espalda, se marchó con ella y jamás se estuvo al corriente de la existencia del hombre caimán y la hermosa mulata.

Segunda versión

En el conocido río a nivel del Plato Magdalena, las mujeres del lugar se bañaban, nadaban y disfrutaban sin ropa, se veían que eran mujeres exuberantes y libidinosas, a quienes la naturaleza las había premiado otorgándoles una espectacular belleza con la que hacían que los hombre de la región perdieran la razón y los llevara a cometer actos lujuriosos. El hombre que se ocultaba en las ribera del río Magdalena, espiaba constantemente a las mujeres que se parecían a las hadas con su cuerpo perfecto y deseable, con una cara bella y adorable, sus miradas eran encantadoras y cegaban cualquier pensamiento de un hombre, todo esto fue el causante de un destino no deseado.

Las mujeres propias de esos lugares tenían un encanto, belleza sobrenatural, y embrujo que atrapaba los sentidos de cualquier hombre, despertando en ellos la pasión, el gozo del placer erótico y amor ciego que los conducía a ser infieles tanto a los solteros y casados, quienes buscaban en estas mujeres lograr su objetivo del disfrute.

El hombre anhelando fervorosamente gozar del harem que existía en el río, busca apoyo en un brujo que le prepara un elixir para que se transformara en un caimán inocente y tranquilo y así observar a las mujeres bajo el agua; con lo que se extasiaba ante la presencia de tanta belleza junta, lo que lo hacía alucinar y pensar en amores y placeres. Le preparó dos brebajes que lo encantarían, uno era de color rojo, para convertirlo en caimán, y el otro de color blanco para que volviera a ser un hombre normal.

Luego de obtener los brebajes, el hombre se dirigía al río siempre acompañado de un amigo que le prestaba ayuda dándole los brebajes, cuando se volvía caimán y se metía en el agua, admiraba por mucho tiempo a sus diosas bajo el agua; luego, salía del río, se apartaba a la orilla y se tomaba el brebaje que lo convertía en humano y así continuaba. Hasta que un día, sin darse cuenta, tropezó el frasco con el antídoto y se esparció por todas partes que no quedó ni una sola gota, lo que infortunadamente quedó su cuerpo como un caimán para siempre. (Ver artículo: Yurupary)

El Hombre Caimán 5

Desde ese infortunado día todos los hombres del pueblo tienen la precaución de que sus mujeres se guarden temprano en sus hogares, y se alimenten rápidamente con el arroz que esté preparado dentro de las ollas, previniendo en caso de que llegue el hombre caimán y desaparezca tanto los granos de arroz como a la mujer.

Luego del inafortunado suceso de los brebajes, la única persona que vsitaba al hombre era su madre, quien le preparaba sus comidas preferidas y se las acercaba al río para que se alimentara. Cuando ésta fallece, el hombre toma la decisión de dejarse arrastrar por las corrientes del agua del río hasta su desembocadura, donde se disperso para siempre porque no lo vieron de nuevo. Cuentan los pescadores que aún aguardan la esperanza de atraparlo, pero hasta el momento, no ha sido exitoso ni tienen información del hombre caimán

Hay otros que cuentan que aquel hombre caimán aún permanece presente en los ríos y que vigila a las mujeres bonitas y a las lavanderas, pero también hay quienes narran que al río donde fue encontrado ya no asisten mujeres a bañarse. (Ver artículo: Leyenda de la Sucia)

A raíz de esta leyenda quedó escrito y se entona un movido y alegre merengue que dice así:

“Esta mañana, temprano,
cuando bien me fui a bañar,
vi un caimán muy singular
con cara de ser humano”

Virgilio Difilippo y la leyenda

El conocido escritor Virgilio Difilippo, y autor de la leyenda del hombre caimán se ha dado a la tarea de plasmar una serie de escrituras para los periódicos de la ciudad de Barranquilla, en donde narra un hecho poco conocido asociado a un hombre caimán. Cuenta que el auténtico hombre caimán era un familiar cercano que venía siendo primo de su mujer llamada Clara, pero que cuando éste supo que el nombre que se narraba en la historia era el verdadero, presentó problemas, lo que lo llevó a cambiarlo y se lo colocó uno distinto; esto lo aseguro Edgar Rommano. Siguió explicando que lo señaló como un pescador de color oscuro, y que el verdadero era un comerciante, de ojos color verdes, de tez blanca y era un ganadero. Esta leyenda se origina en el año 1945, Virgilio Difilippo le dice a los estudiantes que preparaba doña Clara, que no dejaran extinguir al hombre caimán. En su lecho de muerte conversó con él, y de paso enseñó un dibujo elaborado por el artista Don Pompillo Donado Lobo, que estaba colocado en la puerta de su habitación, para sorpresa era la misma cara del personaje primo de doña Clara. Le manifestaron que con toda seguridad la leyenda no moriría.

El símbolo del hombre caimán

Según manifiesta el historiador Edgar Rommano, en aquellos tiempos a los hombres deshonestos y a las mujeres traidoras se les llamaba caimanes y caimanas. El autor de la leyenda conocido como Virgilio Difilippo absorbió el símbolo de los indígenas barbudos que elaboraron una imagen de barro, la cual personificaba a un hombre con cabeza de humano y la otra mitad era la forma de un caimán. En vista que a este escritor le fascinaba la literatura de origen griego, fusionó esa cultura con la indígena y creó la leyenda adaptada a las dos culturas, señalando al hombre caimán.

El Hombre Caimán 7

En esa época, en el municipio de Plato existían dos lugares para bañarse, uno era en el caño donde disfrutaban las mujeres, y en el otro llamado el Jabonal se bañaban los hombres, quienes no deberían pasarse, porque los podían encarcelar. Existía un grupo de hombres que se la pasaban atravesando el caño, entre ellos se pueden mencionar a Mario Camargo, Pompilio Donado, Juan García, Juan Zambrano entre otros, y llegaban a sentarse en la taberna para verificar a todas las mujeres que se estaban bañando, y que después enviaban anónimos a los maridos, asegurando que su mujer tenía tales características muy particulares, por lo que llegaban a pensar que sus esposas los habían engañado. (Ver artículo: La Patasola)

Canción

Ya hemos dicho que este hombre caimán tuvo la suerte que hasta una canción le escribieran y fue muy conocida por muchos y disfrutada en grandes fiestas y festivales.

Esta canción fue escrita por el compositor Antonio María Peñaranda, nativo del lugar conocido Santa Rosa de Lima, jurisdicción de Fundación, y honro con una distinción a la leyenda del hombre caimán, que lo inspiró en las siguientes estrofas que han recorrido el mundo entero.

Voy a contar mi relato

Con alegría y con afán

Que en la población de Plato

Se volvió un hombre caimán

(Coro)

Se va el caimán, se va el caimán, se va para Barranquilla

Ayer me fui a bañar

Por la mañana temprano

Me encontré con un caimán

Con cara de ser humano

Lo que hace este caimán

Es digno de admiración

Come queso y come pan

Y toma tragos de ron

Esta canción, escrita específicamente al hombre caimán, es recordada en la memoria de quienes la disfrutaron y bailaron en distintas celebraciones.

Festival en honor al hombre caimán

El 20 de enero del año 1963 fue cuando el señor e historiador Edgar Rommano, se vistió por primera vez con un traje para conmemorar la leyenda del hombre caimán, y hacerla como una muestra a la cultura del municipio de Plato, y con el pasar de los años se convierte en gran y famoso festival, donde se da a conocer al famoso hombre que cuenta con cabeza de un humano y la otra mitad de su cuerpo es un caimán.

El mencionado hombre, con tan sólo 13 años, ya tenía la idea de realizar una gran celebración en honor al hombre caimán, debido a que su figura tenía gran auge en la cultura popular del mencionado pueblo ribereño. Ya para el año de 1962 empezó a manifestar y a motivar a los demás habitantes que deberían de preparar una celebración para dar honor a la conocida leyenda. Tuvo la oportunidad de proponerle este proyecto a los políticos y otras importantes personalidades que representaban a Plato para ese momento, pero como era un adolescente nadie le prestó la debida atención.

Finalmente, su idea se vio plasmada y el 7 de diciembre del año 1972 se realiza por primera vez el festival en honor al hombre caimán en el poblado de Plato; a éste asistió una cantidad incontable de personas de diferentes sitios del país, las cuales sintieron una plena satisfacción popular. Cabe destacar que justo en este momento, la industria tabacalera del lugar se encontraba en un increíble auge.

El doctor Luis Delio Gómez, estimulado por la leyenda del hombre caimán e inquieto por el destino de su tierra natal, comenzó a recoger y acumular recortes de prensa y manuscritos de los plateños para conocer lo que ocurría en el pueblo, ya que en ese preciso momento se encontraba ausente, puesto que estaba viviendo en Argentina. En medio de sus pensamientos acerca de preparar un majestuoso festival decide reunirse con personalidades y otros habitantes para manifestarle la idea que tenia de realizar un festival que le proporcionará el bienestar a Plato tanto a nivel cultural como en lo económico y material. Los asistentes daban su ideas con distintos nombres,y fue doña Consuelo Escorcia de Camargo quien planteó que se le bautizara con nombre de el Hombre Caimán, afirmando que le proporcionaría una buena proyección al festival.

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El principal responsable y presidente del primer festival del hombre caimán recayó sobre el conocido doctor Luis Delio Gómez, quien con mucho esmero y delicadeza recauda todos los escritos, en los que consigue la de un pescador que comenta el siguiente hecho: “hace muchos años que sucedió esta situación. Yo, muy particularmente conocí en persona al hombre caimán, porque él también era pescador como yo, su nombre era Saúl Montenegro, era un hombre alto, de tez morena, y de cuerpo fuerte y fornido, era bien parecido y en su dentadura lucía un llamativo y gracioso diente de oro“.

Este festival ya cuenta con su celebración desde hace 55 años años, y cada día 12 del mes de diciembre el señor Edgar Rommano, es el encargado de simbolizar al hombre caimán, por lo que le corresponde esconderse y salir de los matorrales del río y camina por todas las calles y lugares de Plato, danzando y realizando los quince pasos que componen su baile. Las mujeres y los niños danzan con velas encendidas al ritmo de la cumbia, en torno al hombre caimán. Se celebran con grupos musicales con acordeón, y canciones originarias a la música del compás del caimán, compuesta por el inolvidable José María Peñaranda.

https://youtu.be/wmncdIzz9LU

Actualizado el 23 octubre, 2018